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martes, 18 de julio de 2017

EL AMOR ES LA CONSIGNA


EL AMOR ES LA CONSIGNA

©Giuseppe Isgró C.


 -Escudero, -dice Hidalgo:
La noche transcurre, está amaneciendo. Con la luz del día, todo se verá más claro. Los niños se hacen jóvenes, los jóvenes hombres, y la nuevas generaciones son esperanza de renovación, como decía José Ingenieros, uno de los grandes maestros de América. Y con el nuevo día de esperanza,  los líderes ineptos, son sustituidos por los más capaces en todas las funciones, como siempre ha sido, y continúa siéndolo, gracias a Dios.
La vida es como un entrenamiento; un juego de ajedrez donde el campeón que vence sin compasión a los niños, él mismo, jugando con ellos, les enseña las maneras de como ganarle. Él no tiene mucho que aprender de los niños, pero éstos sí de él, y el día menos pensado, le dan jaque mate, si se trata de un juego de ajedrez. Pero, si se trata de una manada de renos, saldrá un joven con la cabeza más dura, y finalmente, ganando la contienda, se llevará el harén y los demás miembros del equipo, bajo su guía y dirección. La nueva generación le imprime vitalidad al grupo, en los cuatro reinos de la naturaleza. Aunque, Escudero, demás está decirlo, solo en el reino humano se ven los menos edificantes ejemplos. Si solamente tuvieran buenos consejeros, cuántos males ahorrarían a sus grupos, y sobre todo a ellos mismos, ya que, al final, cada quien bebe la misma sopa que le da a beber a los demás, por ley de vida. Y tantas veces que eso ha ocurrido, y son tan poco perceptivos que siendo el hombre el único que suele tropezar dos veces con la misma piedra, estos líderes lo han hecho una y otra vez a lo largo de toda la historia, creyendo que ellos saldrían de todo libres de polvo y paja.
Luego, a medida que el juego avanza, ya nunca más será igual. Los niños se emparejan al campeón, y, además, le superan. El campeón superado deja de ser campeón para dar paso al nuevo que le demuestra que, quien no se supera y se adecua a las inquietudes de los tiempos, será desplazado en el tiempo perfecto de Dios. Gracias a esto, y a la Divinidad, siempre hay RENOVACIÓN en el mundo. RENOVACIÓN Escudero, y EVOLUCIÓN, estas son palabras constructivas y positivas, que invitan al progreso, en armonía con la naturaleza.
Admiro la grandeza de Bolívar y de Sucre, cuando el primero le encarga al segundo que lleve a cabo el tratado de Trujillo, donde se humaniza la guerra de la Independencia. Luego, en Santa Ana, Sucre logra reunir debajo del mismo techo a los jefes realistas con los patriotas, y de mutuo acuerdo determinan acelerar el fin de la guerra de la Independencia para restablecer la paz. Bolívar con su gente, se dan el triple abrazo fraterno con Pablo Morillo y los suyos. Qué grandes eran estos líderes y elevados sus valores morales y virtudes heroicas. Nada que ver con Monteverde, con Boves ni con el último realista, José Dionisio Cisneros, aunque este último, pese a todo, era mejor que los otros dos, por su falsedad y acciones que no queremos ensuciar la pluma refiriéndolas. Lacras de igual naturaleza podrían compararse con tres o cuatro que andan por el mundo haciendo las mismas cosas, ahora. Por eso se suele decir que la historia se repite, en lo bueno y en lo malo.
Pero, Bolívar y su gente, Pablo Morillo y los suyos, eran seres dignos de otros tiempos, cuya grandeza era de igual quilate de bando y bando. Realmente, eran hermanos. Por eso se dice que la guerra de la Independencia fue una contienda civil entre fraternos seres. A los soldados gloriosos de la patria y sus gloriosos jefes patriotas, como nunca antes los había dado el mundo; se les anteponían jefes realistas como Pablo Morillo, que admiraba a sus adversarios Simón Bolívar, El Libertador y al llanero José Antonio Páez, el Ciudadano Esclarecido.
Gente digna de la Patria, y de la madre Patria.
Los enemigos de ambos bandos durmieron, esa noche, en la población de Santa Ana, debajo del mismo techo, después de darse, nuevamente, el triple abrazo fraternal y elevar su pensamiento al GADU, y en Gloria de Él.
La habilidad diplomática de Sucre logra humanizar la guerra de la Independencia, y allí, como queridos hermanos, entre ilustres masones, los adversarios, realistas y patriotas, acuerdan ponerle fin a la guerra de la Independencia.
Acto seguido Bolívar da las indicaciones precisas de que todos aquellos que esa noche durmieron bajo el mismo techo con él y sus hombres, mientras estuviesen en suelo patrio, fuesen tratados con respeto; eran intocables!!! Al poco tiempo, Pablo Morillo deja el país, decidido, con su alejamiento, a ponerle término a esa guerra fratricida, ya que era una guerra entre hermanos, como ya se dijo, y el resto es historia conocida, aunque por conocer para muchos. Es una lastima, porque la historia es una maestra efectiva que enseña a emular los grandes actos virtuosos de los líderes dignos de gloria inmortal, como a la que aspiraba Bolívar, Sucre, Alejandro Magno, ….y un largo etcétera. Gente de otra época, con valores y dignidad, que con su ejemplo, marcan la pautas a seguir por las nuevas generaciones. Son los maestros de la Patria, Escudero!!!
El 24 de junio de 1821, José Antonio Páez, con la ayuda de los aliados ingleses, entre otros, vence en Carabobo. Poco después, él solo, -el glorioso Páez- toma el castillo de Puerto Cabello, y en 1824, se pone término a la contienda patria con la Batalla naval de Maracaibo.
Los soldados de la Patria, fueron a dar libertad a los demás pueblos hermanos, mediante la Campaña del Sur. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la madre es la misma, y seguirá pariendo hombres, y mujeres, del mismo temple, que si ahora son polluelos mientras “el pataruco” domina el gallinero, ellos van creciendo y día vendrá en que “el Gallo fino”, de pura raza, EL PATRIOTA, EL LIBERTADOR, haga correr al pataruco, imponiendo el orden, la justicia, el progreso y la armonía, como siempre ha ocurrido, y volverá a ocurrir.
La gloria del desleal a la Patria es efímera. La de los leales patriotas, como la de Bolívar, Sucre, Páez y Miranda, y su gente, seguirá creciendo, como lo mencionaba el ilustre Choquehuanca, “…como aumenta la sombra cuando declina el sol”.
Pero, cuanta de esa gloria patria se debe a soldados cuyo nombre se ignora, a soldados desconocidos que descalzos y sin ropa, dieron muestra de su valor defendiendo a la Patria de azotes como Boves, Cisneros, Monteverde, Morales, y algunos otros que no quiero mencionar para que la posteridad olvide sus nombres, como de hecho, están olvidados y muy contados historiadores son los que le recuerdan.
Hasta Santander, ilustre Prócer colombiano, a última hora, rectificó, ordenando salvar a Bolívar, seguidamente al atentado septembrino, en 1828, -razón por la cual, éste, a última hora, conmutó su pena por el exilio. Páez, en la hora menguada de su acérrimo enemigo, le envía mensaje generoso, como siempre lo han sido los venezolanos, -dignos de ejemplo y emulación- de que, mientras permaneciera en suelo patrio, podía contar con su ayuda, para todo cuanto pudiese serle útil.
Eran otros tiempos; eran otros hombres, Escudero!!! Pero, la Patria los seguirá pariendo……y aflorarán, iluminando, nuevamente, el continente, y el mundo.
Pero, aquellos ilustres seres siguen siendo excelentes ejemplos para emularlos en sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Son paradigmas vigentes. Aún Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez fueron constructores de una gran patria, aunque lo hicieran por vías inadecuadas. Eran otros tiempos, eran otros hombres. Pero, la Patria sigue siendo la misma: seguirá pariendo gente de ese calibre y elevada dignidad.
Como le dijo Aimé Bompland a Alejando de Humboldt, a la pregunta de Simón Bolívar de cómo él veía a Latinoamérica de madura para su Independencia, al decirle el teutón al criollo: -“Sí, veo madura a Latinoamérica para su Independencia, pero no veo al hombre capaz para llevarla a cabo”. Bompland, prudentemente visionario, le respondió: -“Si, pero las RENOVACIONES generan sus propios hombres!!!”.
Los hechos demuestran que, finalmente, así fue. Humboldt estaba diciendo lo que dijo frente al hombre que habría de realizar, o dirigir el prodigio de la Independencia Patria, y la de Latinoamérica, para gloria de su nombre inmortal y la de su gente.
Al final, las tres grandes preocupaciones de Bolívar y de Páez, paradójicamente, fueron la libertad de Cuba, la de Puerto Rico y ponerle fin a los desmanes del último realista, del sortario zambo José Dionisio Cisneros, que pese a haber sido el azote de la Patria por 25 años, -el bandido con quien ni Bolívar pudo con él-, (solo Páez pudo con Cisneros), aquel bandido terrible, en el fondo fue un niño de pecho frente al verdadero azote de la Patria, Boves, quien masacrara ciudades enteras, en Venezuela. Pero, finalmente, sus contados días tuvieron el final que por la historia se conoce, en Úrica. Los días de aquellos que se salen del orden divino, están enmarcados dentro del tiempo perfecto de Dios, que se ocupa de todo, aunque a veces pareciera que tardara un poco.
La Naturaleza de las cosas, se encarga de restablecer el orden divino que corresponde. Esta es la razón por la cual las situaciones generan sus propios líderes, como decía juiciosamente Aimé Bompland. Las RENOVACIONES generan sus propios hombres.
José Ingenieros, decía, en su obra: Las Fuerzas Morales, -libro de cabecera de los jóvenes líderes del mundo-: -“Cada vez que una generación envejece y reemplaza su ideario por bastardeados apetitos, la vida pública se abisma en la inmoralidad y en la violencia, En esa hora deben los jóvenes empuñar la Antorcha y pronunciar el Verbo: es su misión renovar el mundo moral y en ellos ponen sus esperanzas los pueblos que anhelan ensanchar los cimientos de la justicia. Libres de dogmatismos, pensando en una humanidad mejor, pueden aumentar la parte de felicidad común y disminuir el lote de comunes sufrimientos. La juventud es levadura moral de los pueblos”.
Escudero, -decía Erasmo de Rotterdam, que “la guerra es dulce para quien no la ha experimentado”. La gente no quiere guerras; la gente quiere paz, trabajo, progreso, educación elevada, abundancia de todo lo que tiene derecho y una vida digna para sí y su familia. Como la ley de la vida es el progreso, la misma vida se llevará por delante todo obstáculo que interfiera en sus planes trazados por el Arquitecto Universal.
Sentémonos, Escudero, a esperar; está por amanecer; es la hora del crepúsculo, del alba dorada, es la hora del amor, de la fraternidad, de la unidad, de la confianza en el futuro, ese futuro grande a que está destinada la Patria. El futuro, Escudero, está aquí y no en otro lugar. Hagamos que la Patria sea lo que anhelamos: Grande, Justa y Perfecta!!!!
Hidalgo pregunta la hora; Escudero responde que es medianoche en punto y que reina el silencio en el entorno. Empieza el amanecer; hay que descansar para recuperar las energías, para construir la nueva edad de oro de la Patria, como la soñó el Padre de la Patria, Bolívar, y Sucre, Páez, Miranda, y  como la sueñas tú Escudero, y yo, e incontables otros que amamos a la Patria.
Amor es la consigna en estos tiempos en que se precisa prudencia, fortaleza, confianza, templanza, paz y justicia. No has observado, Escudero, que después de la tempestad siempre sale el arco iris, y el buen tiempo? Son tiempos de Renovación, y de Evolución hacia más elevados estados de conciencia. Cultivemos en mayor grado el amor a la Patria!!!

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