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miércoles, 29 de mayo de 2019

Seguir la ley natural: El Amor



Seguir la ley natural: El Amor

©Giuseppe Isgró C.


Al margen de como estén las cosas en el entorno, lo que importa es el propio estado interior, que como termostato espiritual, mantiene estable el estado de serenidad, sosiego quijotesco, visión clara y decisión firme de transformar la adversidad en oportunidades y fuente de riquezas integrales: materiales y espirituales. Aprendizaje, servicio y auto-realización. Cuando la noche está más oscura, las estrellas brillan mejor; cuando las cosas se ponen menos fáciles, se está más cerca del triunfo. Seamos difusores de los valores con el ejemplo.
Hay que construir un mejor mundo educando bien al ser humano. Hay que enseñar la ley del karma, para que cada quien perciba que cosecha lo mismo que siembra. Acción y reacción; causa y efecto. Como decía Emerson: Toma lo que quieras y pagas el precio. Vale la pena?
Puede un hombre, o muchos, dormir en paz, cuando es causa del sufrimiento de millones de personas? La insensatez resulta fuente de reclamo en la propia conciencia, oportunamente. Y ya la persona no solo dejará de tener paz, sino que se convierte de esclavo de todos aquellos a quienes perjudica, y solamente alcanzará la libertad cuando haya compensado lo que dicte la justicia divina. La justicia humana se puede manipular; pero la divina, cuya balanza sostiene una Dama sin vendas, con los ojos bien abiertos, sopesa los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos, y el resultado es causa de placer o de dolor; de libertad o de esclavitud de las consecuencias de las acciones ejecutadas.
Todo lo que se hace hoy, se encontrará mañana, o en un próximo futuro, en el propio camino. Hagamos cosas buenas para encontrar lo bueno.........
Zaratustra supo ver al Dios de la sabiduría, al Juez justo que a través de él enseñaba el camino.
Percibió la orden de Dios de que no se hiciera daño a los animales.
Es preciso trascender la mente y el cuerpo para percibir la realidad de los valores universales, adquirir comprensión a nivel de la conciencia superior y realizar dictados como un ejercicio de vida virtuosa. Hacer a los demás lo mismo que nos gustaría recibir; recibiremos lo mismo que hacemos a otros. Dar y recibir, sembrar y cosechar, y luego, todo lo demás que quede vacío, llenarlo con amor, y más amor.
Si algunos líderes tuviesen sólo una pizca de amor por los seres a quienes asumieron el rol de servir, cuanto mejor no estaría el mundo? La ley natural, matriz del universo, es el AMOR!!!

EL QUIJOTE: Un libro para todos los tiempos



EL QUIJOTE
Un libro para todos los tiempos

©Giuseppe Isgró C.


Si cada persona, cada político, cada profesional, se guiara por la sabiduría de vida cervantina, es decir, de Don Quijote y Sancho Panza, tendríamos un mundo mejor, y una nueva edad de oro, mucho antes del año 30.000 en que la ubican los grandes utopistas del siglo XX, y como inevitablemente, por otra parte, ocurrirá mientras se nivele el primero y el último de la cola de la evolución de la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.
Un pensador anónimo, hace cuatro mil años, intuyó que se precisarían 1.000 generaciones para enderezar los entuertos humanos. 30.000 años, menos cuatro, más dos, estamos hablando del año 28.000 de nuestra era. Un largo camino por delante, en múltiples ciclos de vida -la reencarnación, hoy día, es un hecho cierto, verificada tanto científicamente, como en el pensamiento universal, expresado por los grandes seres de la humanidad, en todos los tiempos y culturas-, donde nos tocará volver una y otra vez para aprender las lecciones de vida que precisamos -tallar la piedra bruta, para transformarla en cúbica, para ser utilizada en la Gran Obra, en el argot de la sabiduría masónica, valores que manejan Cervantes, Don Quijote y Sancho Panza, a la perfección-, Por el año 30000 de nuestra era, comenzaremos a realizar la gran obra de la humanidad del planeta tierra. Mientras tanto, como lo expresa, sabiamente, la Masonería Universal, estaremos conociendo los instrumentos: -Nuestra mente y los valores universales-, y a utilizarlos correctamente -positivamente- -para el bien-; después, estaremos en capacidad de realizar la verdadera gran obra, que ahora ni siquiera podemos imaginarla, por su magnificencia, pero, llegaremos a conocerla, intuyendo, primeramente, el plan universal de la divinidad, ya que nada es casual, sino causal. Hay un plan para la expansión de la Creación.
Si los "políticos" y pseudo-políticos, a nivel mundial, y en todos los países, leyeran a Don Quijote, los ineptos que llegan al poder, y quieren permanecer en él, se orientarían en el ejemplo que dio Sancho Panza en la Isla de Barataria, bajo la égida de Don Quijote.
Aquellos que quieran permanecer en el poder, como sea, con la fuerza incluida, y para toda la vida, como ocurre en gran número de países, muchos de los cuales son auténticos desfasados, causa suficientes para inhabilitarlos políticamente, que incurren en crímenes de lesa humanidad, de muchas maneras, al lanzar bombas sobre poblaciones inocentes, al proveer medicamentos y alimentos de dudosa efectividad a sus respectivas poblaciones, amén de aquellos países que adrede determinan su escasez, quien sabe para qué fines políticos, repito, si emularan a Don Quijote, y sobre todo a Sancho Panza, renunciarían al ejercicio del poder para el cual no están preparados, para dar paso a quienes, verdaderamente, además de estar preparados, tienen verdadera vocación de servicio trascendiendo los propios intereses personales.
Las lecciones de Don Quijote a Sancho Panza, antes de tomar posesión de su cargo como Gobernador de la Insula Barataria, es un modelo de perfección de sabiduría política y de liderazgo, y luego, el sentido de la Justicia de Sancho Panza, en sus funciones de Gobernador, se equipara a la de aquel otro sabio, Salomón, en la antigüedad.  
Los seres humanos debemos tomar carta en el asunto, para gobernar con sabiduría el mundo, el planeta tierra, ya que, el loco no es Don Quijote, sino que los locos, en plural, son muchos individuos en funciones de poder, que olvidan que desde la primera magistratura y en otros cargos inherentes, son los primeros servidores de la patria, y no sus verdugos. Deben ser sus maestros, sus guías para que, como decía Simón Bolívar, El Libertador, se logre la mayor suma de bien posible para todos.
Simón Bolívar es otro de los grandes quijotes del mundo, como él se consideraba, cuando decía que el Quijote explicaba la vida como debía ser.
Adelante, mis amigas y amigos de la Orden de los Quijotes y Sancho Panza, hagamos que el mundo sea como lo anhelamos, y aún mejor. Empecemos a mejorarnos a nosotros mismos, con la sabiduría eterna e inmortal del Quijote, y arreglando al hombre, educándolo, el mundo se arreglará por sí solo.

ENTUSIASMO, FE Y EJEMPLO


ENTUSIASMO, FE Y EJEMPLO
©Giuseppe Isgró C.

Diría Don Quijote a Sancho Panza, con su acostumbrada agudeza y preclara visión, si el Escudero le hubiese solicitado consejo sobre nuestro tiempo, aquí y ahora:
El entusiasmo y la fe, son contagiosos; y si la Divinidad está con Venezuela, quién contra ella? Por eso es importante la conexión con la Divinidad para depurar los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos, y por efecto de la resonancia magnética, influir positivamente, en el entorno para fortalecerlo y restablecer el equilibrio.
Agreguemos nosotros:
Es una cuestión de valores integrales; el mundo precisa potenciar los valores universales, en su conciencia, para ejercer la práctica de todas las virtudes.
No basta protestar; hay que poner manos a las obras, como decía uno de los mayores líderes venezolanos del siglo XX, Carlos Andrés Pérez, -“poniendo manos a las obras”-. Empero, primero hay que prepararse para poder asumir, seguidamente, funciones de poder al servicio de la humanidad, en general, o de un país, o región, en particular. 

Hay que participar en la construcción de un mundo mejor, mejorándose, cada día, cada quien, a sí mismo. Si cada uno se mejora a sí mismo, el mundo mejorará por sí solo. Si cada quien enciende su luz interior, en conexión con la Divinidad, pronto la oscuridad del mundo se evacuará por sí sola.
Hagamos del Quijote nuestro libro de cabecera, y vivamos una vida quijotesca, es decir de bien, enderezando los propios entuertos, y con el ejemplo habremos dado la mejor lección de vida, de virtud y de progreso ejemplar modelador, sin imponer nada a nadie, con humildad y respeto.
-El ejemplo, Escudero, el ejemplo; demos el ejemplo en forma silenciosa; quienes estén preparados para emularlo lo harán; los otros, lo tendrán como un faro lejano que le servirá de orientación hacia el cual deberán guiar sus pasos para llegar a puerto seguro.
El ejemplo, Escudero, será una luz mayor en una luz menor, que por resonancia magnética elevará su frecuencia vibratoria permitiendo, estimulando, o catalizando, su transmutación de un estado de conciencia a otro más elevado, en la eterna polarización.


miércoles, 22 de mayo de 2019

ALTRUISMO EN LA GENEROSIDAD y GENEROSIDAD EN EL ALTRUISMO



ALTRUISMO EN LA GENEROSIDAD
y GENEROSIDAD EN EL ALTRUISMO

©Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dijo Hidalgo:
La generosidad en la mezquindad, y la mezquindad, en la generosidad, por una parte, y la generosidad en el altruismo, y el altruismo en la generosidad, son dos caras de la misma moneda, que aportan resultados diametralmente opuestos. Denotan, además, dos estados de conciencia contrapuestos, sin dejar de ser grados del mismo sentimiento, en polaridades diferentes: positiva una, negativa, otra. Son como el frío y el calor; la noche y el día; la luz y la oscuridad, el amor y el odio, la belleza y la fealdad, el bien y el mal, la bondad y la maldad, la felicidad y la insatisfacción. Lo que separa a ambos estados de conciencias, es una barrera casi imperceptible, pero, con notables diferencias: uno por debajo del cero grado; el otro, por encima a cero grado. Esa mínima diferencia en torno al cero grado, bien sea de un lado o de otro, por pequeña que sea, agrupa a los seres a unos entre los altruistas y generosos, y a otros, entre los mezquinos, con ausencia de generosidad. Es como decir; dentro de la ley, o fuera de la ley. En el camino recto, o fuera del camino recto. Hombre de bien, o mujer de bien, o personas que deben rectificar y entrar en el camino del bien. Los beneficios que se obtienen en un camino aportan elementos convincentes para desandar el otro. A veces se tarda más de una vida para comprender la diferencia, pero, en el eterno camino de los infinitos renacimientos, la Divinidad, respetando el libre albedrío de cada quien, tiene elementos convincentes para que cada quien se persuada de cuál es el mejor camino, por sí mismo, por ensayo y error: probando el amargo y el dulce, para discernir la diferencia. Si no probara el amargo, como sabría reconocer el dulce; y si no probara el dulce, como sabría darse cuenta, que algunas cosas son amargas. El fin de la vida siempre es positivo y el amor, en su mayor rigor, siempre busca un fin justo y perfecto, y siempre es amor.
Un tema para reflexionar, Escudero. Mejor dicho: muchos temas para ejercitar el discernimiento, ad infinitum.
Es como en el conocimiento, Escudero, los menos ignorantes, son cautelosos en dar consejos; los más carentes de conocimientos, son pródigos en querer enmendar la vida de todos los demás, menos la suya, en ocasiones.
Los enriquecidos en mezquindad, muchas veces son los que se creen más justos, y los que más regatean los derechos ajenos. Los más altruistas, suelen ser los más justos en reconocer los derechos de los demás, y además, los respetan. Como decía Louis Pauwels, los filántropos, por su generosidad, suelen ser gente acaudaladas, no solamente en riqueza material, sino en grandes virtudes, en grandes capacidades para servir, dar, generar, compartir, y un largo etcétera.
Los grandes mezquinos suelen estar en todas partes; pero, también los grandes altruistas. Cada persona se reúne, mental y físicamente con sus afines, con sus iguales, por la ley de afinidad, por la de justicia, por la suma existencial que los reúne y ordena, y por las simpatías en las ideas que les une. Es la ley de atracción en acción: Lo semejante atrae a lo semejante; los opuestos jamás se unen.
Lo que se piensa y siente, es lo que se atrae, aislando lo que le es opuesto. Un altruista y un mezquino, hablan el lenguaje de los sentimientos en polaridades diversas, con visiones de la vida muy distintas una de la otra, y por supuesto, cada quien cosecha los frutos de las semillas que siembra. Pero, es Ley de vida: Cómo podría saber el mezquino que lo es si no viese los frutos de la generosidad, en el altruista. Y el altruista, lo que es la mezquindad, si no conociese lo que es la generosidad y sus frutos. Muchas veces, una sola vida es insuficiente para transmutar los estados de conciencias de polaridad negativa a la positiva, en las diversas estaciones de los estados de conciencia. Pero, la Divinidad no ceja de realizar su trabajo en la conciencia de cada ser por la acción pedagógica de los sentimientos de los valores universales, o atributos divinos, en polaridad positiva, hasta lograr su propósito, gradualmente, por la ley cósmica, ad infinitum.
Hay que centrar la atención en lo que anhelamos, para expandir la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora de los frutos que anhelamos cosechar, sembrando las semillas análogas. Las semillas de las malas hierbas, dan plantas aparentemente poco deseables; pero, aún ellas, a la vista de la Divinidad, son buenas hierbas, y la finalidad de la vida es la de que ellas, también se vayan depurando, transmutando sus estados de conciencia, en niveles más elevados, siempre en polaridad positiva, y descubrir su esencia oculta, que puede ser medicinal, curativa, o nutritiva, o simplemente, estética. Pero, a no dudar, en cada ser de los cuatro reinos naturales, se encuentra emanada a la conciencia individual la esencia de la Divinidad, que, antes o después, quedará manifiesta, por Ley de vida, en la eterna polarización de un estado de conciencia a otro más elevado, sin límites algunos.
Cada quien puede educarse a sí mismo, con el esfuerzo, el estudio, y la práctica; a los demás, solo con el buen ejemplo, sin hablar, con el silencio, porque las obras son más elocuentes, en el bien y en el mal, para enseñar lo que debe hacerse, o lo que debe ser evitado.
Altruismo en la generosidad y generosidad en el altruismo, Escudero, es la cara de la moneda en la cual hay que centrar la atención para expandir la conciencia: perceptiva, comprensiva y realizadora.
Nada que tú, ya, no supieras, Escudero.
Adelante.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Lúcida percepción de Escudero



Lúcida percepción de Escudero

©Giuseppe Isgró C.

Escudero, -dijo Hidalgo:

Lúcida percepción, la tuya,  sobre la necesidad de un cambio en la conciencia humana para alcanzar ascendentes niveles de perfectibilidad. Por supuesto, siempre relativos, pero sin límites algunos.
Empero, cada ser ya posee, en estado de potencialidad infinita, la perfección de los atributos divinos, en sí mismo. Ellos son idénticos a los de la Divinidad, por haber emanado perfecto, cada ser, a la conciencia individual, sin separarse de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad. Empero, de lo que adolece, cada ser, es de la experiencia. Igualmente, ignora el potencial infinito que posee.
Pero, la experiencia la va adquiriendo, cada ser, en los cuatro reinos naturales, gradualmente, reconociendo lo que ya posee en sí mismo, en la eterna polarización de un estado de conciencia a otro más elevado, ad infinitum. Hay una cierta correlación con lo dicho por Platón: -"Aprender es recordar".
Podría decirse, que cada ser, en los cuatro reinos naturales, no solamente el hombre, es parte indivisa de la Divinidad, sin separarse jamás de la Divinidad, y sin dejar de ser la Divinidad.
Se comienza a descubrir que esta percepción es una idea existente desde la más remota antigüedad, en, virtualmente, todas las corrientes de pensamientos, tanto orientales como occidentales.
Se llegará a extinguir, o secar, esa corriente de vida y potencial de perfección humana, en algunos seres? Personalmente no lo creo, Escudero.
Intuir que la misma Divinidad funge de auténtica pedagoga en la conciencia de cada ser, nos otorga la confianza sobre la redención humana y la perfectibilidad de los valores morales, tal como lo percibía José Ingenieros, cuando expresa: -“Las Fuerzas Morales se transmutan sin cesar en la humanidad. …Al par de lo cósmico, lo humano vive en eterno movimiento: la experiencia social es  incesante renovación de conceptos, normas y valores. Las fuerzas morales son plásticas, proteiformes, como las costumbres y las instituciones. No son tangibles ni mensurables, pero la humanidad siente su empuje. Imantan las conciencias y fecundan los ingenios. …Son el tribunal supremo que transmiten al porvenir lo mejor del presente, lo que embellece y dignifica la vida”.
Estimo que la Divinidad sabía lo que hacía al emanar a la conciencia individual, en cada ser, ignorando su potencial, pero que, gradualmente, a medida que experimenta necesidades, irán aflorando el conocimiento y el poder creador en grado suficiente, para satisfacerlas.
Cada ser está dotado de la misma ambición de perfección humana, por bondad divina. Antes o después se despertará el gigante que se anida en su interior, reconociendo su propia divinidad, y su existente en cada ser. Cuánto falta para eso? Somos, apenas incipientes aprendices que ignoramos todo lo que ignoramos y que jamás lograremos conocer esa Suma Ignorancia, totalmente, pero, en los nimios grados que la vamos percibiendo, le va dando sentido a la propia existencia, enrumbándonos a su satisfacción gradual.
Por eso los grandes utopistas como Henri Poincaré, Aldous Huxley, H. G. Wells y Georges Bernard Shaw estimaban que será en torno al año 30.000 de nuestra era cuando se comenzará a gestar la nueva edad de oro, en el planeta tierra, época en la cual, según ellos, el tema de estudio principal, en un mayor tiempo de ocio “creativo” serán los valores. Es decir: el soporte de la perfectibilidad humana. Estamos muy lejos de la meta, pero, hacía allá nos dirigimos. Un día tras otro nos acercará más a esa sublime meta. Importante es dirigir hacia ella cada uno de nuestros pasos.


Concentrar la atención en la Divinidad.

Concentrar la atención en la Divinidad.

©Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dijo Hidalgo:
Concentra la atención en Dios, el Ser Universal!
La comunicación interior -conexión divina- con Dios, abre los canales mediante los cuales se canaliza la sabiduría, el poder creador-realizador, la armonía, la justicia y el amor de Dios, entre tantas otras cosas.
Es preciso guardar silencio, en lo interno; en lo externo; y escuchar la Divina vibración, y como un diapasón, vibrar al unísono con ella, para elevarse hacia las esferas mentales que trasciendan los niveles que se desean transmutar, centrando la atención en lo que se anhela, y no en lo que se desea evitar.
Donde centras la atención se expande la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora, en una eterna polarización, ad infinitum.
Centrar la atención en la Divinidad y en los atributos divinos: el amor, la justicia, la prudencia, el respeto, la fortaleza, la paciencia, el valor de ser justo y perfecto, aunque siempre perfectible, usando el modelo de los atributos divinos, o valores universales como guía de vida en la práctica de todas las virtudes. La templanza, o moderación, y aún la férrea austeridad, si fuese preciso, para mantener el equilibrio y el autodominio. La belleza, que con virtud se transforma en sublime, aunque se exprese en humilde apariencia.

Es preciso, Escudero, saber ver la presencia de la Divinidad en toda expresión de vida, -y en todas las situaciones- para percatarse que no existe superioridad alguna, ni inferioridad, ni por el color, ni por la posición aparentemente privilegiada, algunas veces, adversas, otras, ni por el lugar, ni por otra cosa alguna, ya que todo cambia. Hoy eres blanco, mañana negro, en otra vida. Lo que tú, ahora, aborreces en otros, discriminando, lo atraes, inconscientemente, a tu propia realidad. De alguna manera, la vida te hace aprender lo que precisas, y generalmente, de la misma forma en que tú agobias a otros seres, -humanos, animales, vegetales o minerales- dándote a beber la misma sopa de tu propio chocolate.
Por eso, Escudero, decía Lie Zi, por boca de Yang Zhu, en el Libro de la perfecta vacuidad: -“Si de nosotros sale el bien, sus frutos vuelven a nosotros. Así deben ser nuestros sentimientos: partir de estas consideraciones y adaptarse al mundo exterior. Por eso el sabio presta gran atención a lo que de él sale”.
Dios es bueno, sabio, poderoso, entre otras cosas, para el bien y la justicia, para la creación, aún en la aparente destrucción o cambio, ya que nada se estanca, en la vida, y en el universo. Aún los inmensos mundos habitados del universo, un día serán una luz a la distancia de año luz; empero, con mucha antelación, se están creando aquellos planetas que un día serán las moradas de turno para las humanidades en grado de ocupar sus salones de clase, ya que cada quien se encuentra en el orden justo y perfecto que le corresponde, en un momento dado, y en constante ubicación y reubicación. El agua que se estanca se vuelve inservible y la vida aborrece la inactividad. Todo es trabajo incesante, aún en la aparente inactividad. Todo es creación constante. El modelo a utilizar el el divino, existente en la mente de la Divinidad. Como la mente de la Divinidad es la misma mente existente en toda expresión de Vida, es preciso compenetrarse de los pensamientos, sentimientos, voluntad y anhelos del Ser Universal expresados en la propia conciencia, -réplica exacta de la de cada ser, por ser la misma y única conciencia-, cuyo impulso creador constante genera que cada ser, en los cuatro reinos naturales, se convierta en un instrumento de la voluntad divina.
Escudero: La clave consiste en centrar la atención en la Divinidad y sus atributos divinos, o valores universales: los valores son la base de todo. Hay que descentrar la atención en los antivalores. En lo que centra tu atención se expande tu propia abundancia. Céntrala en el bien, en el amor y en la justicia, con desapego de todo y de todos, excepto de la Divinidad, el amor y la justicia. Ah, Escudero: y si algún apego anhelas tener, que sea de la Dignidad, con sentido pleno de la justicia. Algo, como dice una de mis nietas, Escudero: bien facilito!!!
Don Quijote, sigue siendo un modelo a emular, por sus elevadas virtudes “quijotescas”, o cervantinas. Pero, en general, todas las obras de Miguel de Cervantes y Saavedra, están imbuidas de elevados valores sobre los cuales es factible, y un deber-derecho, sustentar la felicidad humana, conscientemente.

La pureza de conciencia


La pureza de conciencia

©Giuseppe Isgró C.


La pureza de conciencia facilita la percepción de la Divinidad en grado análogo a la estación del atributo divino en que se encuentra el ser, de paso, en su eterno retorno hacia el Ser Universal.

En esa estación, va recorriendo, circunferencialmente, los estados de conciencia, o valores universales: amor, afinidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza, belleza, bondad, orden, armonía, equilibrio, serenidad, paciencia y paz, entre otros valores, hasta comprender lo que, desde esa posición percibe, hasta llenar la esfera entera, de realizaciones que aportan la experiencia y el desarrollo de la aptitud de ver, comprender, hacer o dejar de hacer, en esos variados niveles, de esa esfera, en sus múltiples estaciones de los atributos divinos.

Después, un día, accede en una nueva esfera mental de conciencia, que, nuevamente, la va llenando de experiencias, y comprensiones, desde abajo hacia arriba, de esa esfera, hasta colmarla en un giro "espiralico", para luego volver a trascenderla.

Implica, mayor grado, aún, de pureza de conciencia, que facilita un nivel más elevado de comprensión, extraída de la experiencia.

Estado de conciencia, o valores, y estaciones, o grados de pureza, todo se posee ya, en sabiduría y poder creador, pero el ser precisa descubrirlo por la experiencia, ad infinitum, al ir depurando el velo de la separación con la Divinidad.

No hay tal separación, ya que el Espíritu de cada ser en los cuatro reinos naturales conforman una unidad indivisa con la Divinidad, siendo la misma Divinidad sin haberse separado jamás de la Divinidad.

Darse cuenta de esto, es lo esencial, para encontrarle el sentido a la vida más allá de las apariencias.

Es entrar en el movimiento eterno de la esencia; entonces el eterno retorno hacia el Ser Universal se realiza sin esfuerzo, ya que se recorre el camino, montados en la carreta divina, con el motor divino, -en el “Círculo y el signo más”-, guiados por la sabiduría de los atributos.

Entonces, se participa del Gozo divino, que permite que en todos los tramos del camino circunferencial de las esferas, sea cual fuere la realidad que se perciba, los pensamientos que se cultiven, los sentimientos que se experimenten, las palabras que se expresen o los actos que se realicen, se haga siempre con ánimo contento, y con ese mismo gozo divino, como si un termostato espiritual mantuviese estable el grado de contentes anhelado, más allá de las apariencias, y a pesar de las apariencias.

Trascendidas dichas apariencias por la comprensión de los estados, en las estaciones, todo se hace uno: percepción y comprensión, realización y gozo divino, pureza y conexión perfecta e indisoluble con la Divinidad.