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sábado, 29 de junio de 2019

EL FUEGO DIVINO.


EL FUEGO DIVINO.
©Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dijo Hidalgo:
Sin fuego, no se cocina la comida.
Sin entusiasmo, no se realizan las grandes obras.
Sin estudio, no se generan sólidos conocimientos.
Sin conocimientos sólidos, no se genera la visión clara de las cosas.
Sin visión clara de las cosas, no podrás vislumbrar la meta a la cual enfocar todo tu potencial realizador.
Sin meta clara a la cual enfocar tu potencial realizador, a cualquier lugar a donde vayas, no es el lugar en que se encuentra tu meta. Cualquier cosa que hagas, no es la cosa que satisfará tu necesidad o anhelo.
Cuando el lugar en que te encuentras no es el lugar, y la cosa que hagas, no es la cosa, la insatisfacción interior aflorará en tu conciencia, encendiendo el fuego del descontento creador divino que mueve a la acción y enciende el fuego. Es el fuego que depura el velo de la separación, y conecta con la Fuente que permite ver claro que ya, a cualquier lugar que vayas, es el lugar, que lo que haces, lo que debes hacer, y que haciendo lo que hagas, en cualquier lugar que vayas, esa es la tarea, ese es el lugar, tú eres el instrumento de la voluntad divina, el canal de la energía creadora, de la visión clara de las cosas, del contento divino que satisface, da sosiego, confianza y poder…conocimiento claro….visión de la meta, del qué del cómo, del dónde, del quién, del cuándo, del cuánto y del por qué. Te transformas en un entusiasta viviente que contagia con su luz, alegría de vivir, paz interior y armonía, restableciendo el orden justo y perfecto.
Percibirás que el Genio de la Divinidad ha tomado lugar en tu interior, aflorando en tu conciencia como guía, generando poder y conocimiento en perfecta coordinación con los planes cósmicos, y con el plan divino para tu propio ser, en esta y en la inmensas existencias pasadas, y las inmensas que esperan su turno para manifestarse como libro en blanco en el que plasmar tu experiencia de vida, y anteponer los nuevos proyectos de turnos, a los cuales enfocar el potencial desarrollado por la experiencia de vida.
Ese fuego divino que mantiene activo el movimiento universal, es el entusiasmo, es decir: la Divinidad dentro de cada ser expresando la esencia, como piedra filosofal que transmuta estados de conciencias, en las infinitas estaciones del Espíritu.


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