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miércoles, 14 de agosto de 2019

UN COMENTARIO


UN COMENTARIO


©Giuseppe Isgró C.




Evidentemente, los seres de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de la fuente universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo Hacedor, como causa primera de todo lo existente.
Es decir, ni aquí abajo, entendido como la dimensión física de la vida, ni en la dimensión espiritual, podrá ninguno de los seres absorber el Todo, relativo al Principio de las cosas.
El Principio de las cosas, lo hemos delineado en sus aspectos generales. Ciertamente, la percepción de que cada Espíritu de los cuatro reinos naturales es una emanación a la conciencia individual, permite descifrar gran número de enigmas en el universo.
Empero, para llegar a absorber la totalidad de lo que, como atributos divinos, valores universales y ley cósmica, posee desarrollados en todas las vertientes y variantes, el Ser Universal, transcurrirá toda la eternidad y jamás lo agotará, ya que, siempre encontrará un más allá.

Pero, esa es la función de cada ser en los cuatro reinos naturales: Cooperar en la expansión de la Creación. En la medida que más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor grado, y en nuevos niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más avanzadas de la Gran Obra.
De qué sirve tratar de abarcar el Todo cuando nuestra misión es comprender lo inmediato, para resolver los enigmas que nos ocupan en todos los ámbitos de las ciencias, de las filosofías y de las artes?
Sin embargo, en nuestra realidad inmediata, el conocimiento de nuestra naturaleza humana, y el de los demás seres de los restantes reinos naturales, permite regirnos adecuadamente para resolver, positivamente, lo que es sometido a nuestro análisis.
El conocimiento de nuestros atributos divinos, valores universales, contribuye a compenetrarnos con los parámetros dentro de los cuales precisamos mantener nuestra conducta.
Iniciando nuestra labor por la senda justa del progreso universal, nos propondremos, en cada etapa, nuevos objetivos de realización espiritual, en un proceso que se denomina: La eterna polarización.
Si el ser humano, o cualquier ser de los cuatro reinos naturales, se planteara, o percibiera un objetivo de conocimiento en grado infinito, por su capacidad potencialmente infinita de conocer, y de realizar, sería capaz de obtener ese conocimiento, aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad para lograrlo.
Empero, como el poder potencial que posee es de la misma índole que el del Creador, sería capaz de satisfacer su necesidad en tiempo oportuno, de acuerdo con la ley de causa y efecto.
En teoría, esa capacidad de autosatisfacción de conocimiento sería en forma instantánea a nivel de conciencia perceptiva. Pero, él ignora que tiene esa capacidad de conocer al instante, ya que, en su esencia, posee todo el conocimiento del Ser Universal en sí mismo. Empero, aun percibiendo la realidad, por grados, le faltaría, todavía, la experiencia práctica de ese conocimiento.
El ser humano jamás podrá expresar un conocimiento, o el poder para realizar cualquier objetivo concebido, o la solución o satisfacción de toda necesidad que experimente, si no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad. Es lo que se conoce como Docta Ignorancia y/o el Poder de la Ignorancia.
Tan pronto adquiera conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente manifiesta tanto el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto, y del por qué, así como el poder realizador equivalente, y en ese mismo grado de conciencia perceptiva de la necesidad. ESTO ES, SE ENTIENDE, A NIVEL MENTAL, o espiritual. Pero, aún, en la dimensión de la manifestación física, precisará el tiempo suficiente para expresar el resultado práctico, efectivo, como experiencia de vida, para que ese conocimiento, o realización, tenga autenticidad y valor, y desarrolle la aptitud inherente, y equivalente, en cada ser, según se trate.
Dada la poco probable posibilidad de que el ser humano, en su estado de potencialidad, adquiera conciencia, en forma instantánea de la totalidad de lo que ignora, en un momento dado, en todos los grados que ignora que desconoce, dejará de expresar tanto el conocimiento como el poder realizador.

En la medida en que, por grados, en la eterna polarización, vaya adquiriendo conciencia de determinadas necesidades y/o ignorancias, expresará, simultáneamente, el respectivo conocimiento y grado de poder realizador.

domingo, 4 de agosto de 2019

LA JUSTICIA COMO CAMINO DE REALIZACIÓN



LA JUSTICIA COMO CAMINO DE REALIZACIÓN

©Abg. Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dice Hidalgo, recordemos que la profesión de Abogado en una de las más nobles y digna.
El abogado es un humanista integral que para ampliar su visión estudia constantemente en todos los ámbitos de la cultura e índole de la más sublime expresión del pensamiento universal, es decir, los valores universales, cuya ciencia que los estudia es la AXIOLOGIA, o Ciencia de los Valores.
Recuerda, Escudero, que a nosotros se nos tiene por modelos inspiradores en la guía de los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, ya que, todas nuestras hazañas están imbuidas de valores, y VALORES son los que sigue precisando la humanidad para encaminarse hacia la nueva edad de oro, que felizmente alcanzará en torno al año 30.000 de nuestra era, Dios mediante.
Un largo camino por delante. Esa es la razón, Escudero, de que nosotros mismos debemos mantenernos a la altura de los nuevos tiempos para seguir inspirando nobles pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.
Tú, Escudero, seguirás inspirando a los jueces para que dicten sentencias justas, y al símbolo de la Justicia, finalmente, se le quitará la venda de los ojos, para que pueda ver bien lo que se sopesa en sus platillos, para que el fiel de la balanza sea fiel lector de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones de los que, en lo íntimo de la conciencia, son juzgados por la propia conciencia, el más severo juez que existir pueda.
Se nos ha concedido el privilegio de ejercer una de las mejores profesiones del planeta tierra, -le dice Hidalgo a Escudero. También, tenemos la obligación de honrarla, para que las nuevas generaciones sientan el orgullo de querer pertenecer al gremio de esta hermosa y digna profesión: la de Abogado.
Adelante Quijotes y Sanchos Panzas, que ambos debe ser cada persona, y el abogado en particular: enderezando entuertos e impartiendo justicia, como Sancho Panza en la Isla de Barataria y Escudero, en su Manifiesto en la Isla de Marbilia.
Es nuestra misión, Escudero, -dice Hidalgo-, como Abogados, guiar correctamente a nuestros clientes y amigos, en sus decisiones, para ventilar casos en los cuales tengan la razón, En los otros, donde no la tengan, hablarle con franqueza, para llegar a acuerdos provechosos para las partes, terminando un litigio que de nada sirve prolongarlo en el espacio y en el tiempo. De esta manera, salen ganando todos, las partes, y los abogados que ejercen la profesión con ética suficiente. Es cierto que sería inmoral defender a quienes son culpables de delitos penales, o de otra índole, pero es el deber del abogado que le defienda para que se le aplique el debido proceso, y para que la pena que, finalmente, el juez le aplique, sea la justa y correcta, y no en exceso, evitando que se le prolongue el lapso del proceso en condiciones inhumana que animalizan más al hombre. Aunque, Escudero, casi sería ofender a los animales, que son tan nobles, al decir que se animalizan. Algún día, el término animalizar significará algo así como ennoblecer, ya que los animales, son dignos ejemplo del ejercicio de la nobleza, salvo excepciones, por supuesto, que siempre las hay en todo.
Nos corresponde a los Abogados, cada día más y mejor, mejorar la normativa jurídica en general, para educar a la humanidad en los preceptos que les guíen en la conducta virtuosa. Igualmente, a quien ha tomado la senda equívoca, hay que reeducarlo en los valores, para rehabilitarle a la vida útil en sociedad. Falta mucho camino que andar, en este sentido, Escudero. Han existido en la humanización del Derecho Penal, como los han sido Montesquieu, con su obra El Espíritu de las Leyes, Cesare Beccaria, con Los Delitos y las Penas, Víctor Hugo, con Los Miserables y la Pena de desencarnación, Concepción Arenal, con todos sus obras, Amalia Domingo Soler, con sus singulares obras que aportan una visión reeducadora del Derecho y la Justicia divina, de una manera inigualable. Por último, Allan Kardec, con sus obras El Libro de los Espíritus, -obra cumbre en el pensamiento universal, y CIELO E INFIERNO, con profunda visión de la Justicia Divina; y Alexis Carrel, con sus magníficas obras: LA INCOGNITA DEL HOMBRE y LA CONDUCTA EN LA VIDA, dos monumentos inigualables en el pensamiento universal.
Finalmente, Escudero, un área en la cual, aún, tenemos mucho que aportar los Abogados, es la consolidación de un mecanismo para que los Líderes Políticos, en el futuro, dejen de manipular la Legislación a la conveniencia de grupos de intereses particulares, en detrimento de los habitantes de los diferentes países del planeta tierra.
Escudero, todo abogado, sea del bando político que fuere, debe abrirle los ojos a sus asesorados, para que, únicamente, se guíen por los parámetros de la justicia, de la verdad y del progreso en beneficio de todos, es decir, con equidad y justicia, amor y bondad, disciplina y templanza, fortaleza y belleza.
El abogado, -Escudero, es una garantía para la sociedad de su respectivo tiempo, de que los tratados serán conducidos, siempre, a su culminación justa y perfecta, en el mejor y en el menos favorable de los casos.
Tendremos mejores sociedades, Escudero, gracias a los Abogados que hacen de la Justicia su camino de auto-realización.
Alguien me dijo, un día, Escudero, siendo muy joven, que la profesión de Abogado llegaría a desaparecer por innecesaria. Viendo, aún, cuanto tiempo hace falta para alcanzar la edad de oro en el planeta tierra, no pareciera verse muy cercano ese momento; y habiendo alcanzado la edad dorada, en torno al año 30.000 de nuestra era, la profesión de Abogado seguirá siendo imprescindible en los servicios que presta, ya que pareciera ser, de acuerdo a los grandes utopistas del siglo XX, que el tiempo de ocio será utilizado, en ese elevado nivel, para estudiar, ad infinitum, los valores universales, o la axiología, o ciencia de los valores.
No olvidemos que el Gran Arquitecto del Universo es el Supremo Legislador Universal, por lo cual, los Abogados pasaremos a ejercer el Derecho en niveles más elevados de excelencia, más como educadores, ya que, con la visión clara de éstos, las controversias prácticamente no llegarán a presentarse, y si lo hicieran, la gente misma será su propio abogado, en ceñir su conducta, en forma estricta, al sentido de la justicia, y de la verdad, dando a todos lo que le corresponde, y haciendo a los demás, lo que a cada uno le gustaría recibir.
Adelante.