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miércoles, 29 de mayo de 2019

EL QUIJOTE: Un libro para todos los tiempos



EL QUIJOTE
Un libro para todos los tiempos

©Giuseppe Isgró C.


Si cada persona, cada político, cada profesional, se guiara por la sabiduría de vida cervantina, es decir, de Don Quijote y Sancho Panza, tendríamos un mundo mejor, y una nueva edad de oro, mucho antes del año 30.000 en que la ubican los grandes utopistas del siglo XX, y como inevitablemente, por otra parte, ocurrirá mientras se nivele el primero y el último de la cola de la evolución de la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.
Un pensador anónimo, hace cuatro mil años, intuyó que se precisarían 1.000 generaciones para enderezar los entuertos humanos. 30.000 años, menos cuatro, más dos, estamos hablando del año 28.000 de nuestra era. Un largo camino por delante, en múltiples ciclos de vida -la reencarnación, hoy día, es un hecho cierto, verificada tanto científicamente, como en el pensamiento universal, expresado por los grandes seres de la humanidad, en todos los tiempos y culturas-, donde nos tocará volver una y otra vez para aprender las lecciones de vida que precisamos -tallar la piedra bruta, para transformarla en cúbica, para ser utilizada en la Gran Obra, en el argot de la sabiduría masónica, valores que manejan Cervantes, Don Quijote y Sancho Panza, a la perfección-, Por el año 30000 de nuestra era, comenzaremos a realizar la gran obra de la humanidad del planeta tierra. Mientras tanto, como lo expresa, sabiamente, la Masonería Universal, estaremos conociendo los instrumentos: -Nuestra mente y los valores universales-, y a utilizarlos correctamente -positivamente- -para el bien-; después, estaremos en capacidad de realizar la verdadera gran obra, que ahora ni siquiera podemos imaginarla, por su magnificencia, pero, llegaremos a conocerla, intuyendo, primeramente, el plan universal de la divinidad, ya que nada es casual, sino causal. Hay un plan para la expansión de la Creación.
Si los "políticos" y pseudo-políticos, a nivel mundial, y en todos los países, leyeran a Don Quijote, los ineptos que llegan al poder, y quieren permanecer en él, se orientarían en el ejemplo que dio Sancho Panza en la Isla de Barataria, bajo la égida de Don Quijote.
Aquellos que quieran permanecer en el poder, como sea, con la fuerza incluida, y para toda la vida, como ocurre en gran número de países, muchos de los cuales son auténticos desfasados, causa suficientes para inhabilitarlos políticamente, que incurren en crímenes de lesa humanidad, de muchas maneras, al lanzar bombas sobre poblaciones inocentes, al proveer medicamentos y alimentos de dudosa efectividad a sus respectivas poblaciones, amén de aquellos países que adrede determinan su escasez, quien sabe para qué fines políticos, repito, si emularan a Don Quijote, y sobre todo a Sancho Panza, renunciarían al ejercicio del poder para el cual no están preparados, para dar paso a quienes, verdaderamente, además de estar preparados, tienen verdadera vocación de servicio trascendiendo los propios intereses personales.
Las lecciones de Don Quijote a Sancho Panza, antes de tomar posesión de su cargo como Gobernador de la Insula Barataria, es un modelo de perfección de sabiduría política y de liderazgo, y luego, el sentido de la Justicia de Sancho Panza, en sus funciones de Gobernador, se equipara a la de aquel otro sabio, Salomón, en la antigüedad.  
Los seres humanos debemos tomar carta en el asunto, para gobernar con sabiduría el mundo, el planeta tierra, ya que, el loco no es Don Quijote, sino que los locos, en plural, son muchos individuos en funciones de poder, que olvidan que desde la primera magistratura y en otros cargos inherentes, son los primeros servidores de la patria, y no sus verdugos. Deben ser sus maestros, sus guías para que, como decía Simón Bolívar, El Libertador, se logre la mayor suma de bien posible para todos.
Simón Bolívar es otro de los grandes quijotes del mundo, como él se consideraba, cuando decía que el Quijote explicaba la vida como debía ser.
Adelante, mis amigas y amigos de la Orden de los Quijotes y Sancho Panza, hagamos que el mundo sea como lo anhelamos, y aún mejor. Empecemos a mejorarnos a nosotros mismos, con la sabiduría eterna e inmortal del Quijote, y arreglando al hombre, educándolo, el mundo se arreglará por sí solo.

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