El noble silencio, es la clave!!!
©Giuseppe
Isgró C.
Escudero, el noble silencio, es la clave.
Si hablas, no escuchas.
Si escuchas, con empatía, viendo las cosas desde el punto de
vista del otro, -para comprender lo que dice-, no hablas, porque no se pueden
hacer ambas cosas al mismo tiempo.
O hablas, o escuchas.
Si hablas, te gustaría ser escuchado; también al otro.
Si escuchas, aprendes.
Si aprendes, te enriqueces.
Si te enriqueces, integralmente, abres nuevas ventanas desde
las cuales podrás contemplar el mundo, y el universo, desde un mayor número de
ángulos, y observar la realidad en forma más amplia, tal como es.
Si observas, puedes comprender.
Si comprendes, encuentras el sentido a las cosas, y a la vida.
Cada persona, aún la más humilde, tiene escondidos, en su
interior, enormes tesoros, que te asombrarían si lograras descubrirlos.
Eso es lo que hacía Sócrates, por el arte de hacer parir
ideas, -por la mayéutica-, o el arte de preguntar con acierto, con discreción.
Si callas, que es el cuarto secreto de la esfinge, después de
saber, querer y osar, emularás a la naturaleza, que realiza su labor en
silencio.
Si callas, podrás escuchar la voz interna, que es la de la
Divinidad, que se expresa en tu conciencia, para guiarte, por los sentimientos
de los valores universales, y por el de la vergüenza, que te advierte lo que
debes evitar; así como por el remordimiento, -acción coactiva de la ley
cósmica, en la conciencia- que te indica cuando te equivocaste y precisa
enmendarte, compensando el perjuicio efectuado, o pedir perdón, o escusas.
Si callas, podrás contemplar la belleza del universo, de la
vida; la oportunidad diaria que te traen las circunstancias causales, para
servir, y aprender, resolviendo situaciones, alcanzando nuevas metas,
agradeciendo a la vida por tomarte en cuenta, asignándote tareas exigentes que
te estimulan a crecer, a asumir el reto, cada día nuevos retos de vivir
gloriosamente, en armonía con la naturaleza, como lo sugerían los estóicos. Por
eso Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, eran grandes prudentes.
Callando, podrás oír la voz de Dios, y la de los guías, por la
inspiración divina, y la espiritual, por los sentimientos en los sentimientos,
por los pensamientos en los pensamientos, cada día, a toda hora, cada minuto, a
cada instante. Pero, si hablas……cómo podrás oír?
Aflorará el sentimiento del deber del servicio: a la vida y el
universo, a la sociedad de la que formas parte, a tu familia y a ti mismo,
cuidando el legado que se te ha confiado, y adquirirás el derecho de obtener el
salario cósmico integral.
Callar, es no darte más importancia de la que tienes, -que es
mucho más de lo que imaginas, pero lo ignoras- ya que nada se puede agregar con
palabras a lo que se es, sino que los hechos deben reflejar lo que eres capaz
de hacer, sirviendo más y mejor en los planes de la Divinidad, como instrumento
de la voluntad divina.
Escucha el doble de lo que hablas, por eso la naturaleza te
dotó de un par de oídos y de una sola boca.
Pero, callas aceptando los designios de la Divinidad sin
quejarte de nada ni de nadie; deja que los malos políticos cumplan su rol; no
te enfoques en ellos, de ellos se ocupa la Divinidad, por la ley cósmica. Busca
de ser tú un buen político, probo, leal, servicial, con amor a la Patria.
Involúcrate en la política, prepárate. Si los buenos ciudadanos dejan de
involucrarse, lo harán los otros. Pregúntate: Qué puedo hacer para ayudar a mi
Patria a alcanzar las gloriosas metas de los Padres de la Patria? Piensa en
Bolívar, en Miranda, en Andrés Bello, en Páez, en Carlos Andrés Pérez, en mayor
líder del siglo XX venezolano y en tantos otros que han ayudado a construir la
Gran Venezuela, que ahora precisa el apoyo de todos sus hijos que le aman.
Porque, de eso se trata, Escudero, del amor de sus hijos, a Venezuela. AMOR POR
VENEZUELA, Y POR EL MUNDO, Y POR EL UNIVERSO. Debemos crear un mundo mejor del
que hemos recibido como legado. Hay que prepararse. Hay que meditar por la paz
del planeta tierra, y quien sabe cuántos mundos habrá en condiciones similares,
o peores que la tierra? Te lo has preguntado, Escudero? Sabemos, que hay muchos
mundos habitados que humanidades inmensamente evolucionadas que ni siquiera se
podría imaginar sus niveles.
No te quejes de la escasez, ya que ésta no existe en este
universo de abundancia, sabiamente provisto por la divina providencia. Si
observas escases, estás viendo espejismos; calla y observa la abundancia por
doquier. Pero, debes sembrar las semillas para cosechar. Este es un mundo de
abundancia, y aún su aparente ausencia, forma parte de la abundancia, ya que si
no hay contenedores vacíos, donde ubicarás la nueva abundancia que cada día
trae la provisión divina?
Escudero, recuerda como a Kabir le resultaba inconcebible que
los peces del mar pudiesen tener sed.
La vida es un constante llenarse y vaciarse. Si no te vacías,
dando de lo que tienes, como podrás volver a llenarte de las cosas nuevas que precisas,
cada día?
El agua que no circula, se estanca y se corrompe y de nada te
servirá.
El agua debe circular; el dinero, también; el conocimiento
debe impartirse gratuitamente, tal como se recibe. Pero, quién puede dar lo que
no tiene?
Escucha la voz del universo que habla a flor de piel; el
lenguaje de las flores, el mensaje de los animales. Percibe la sublime
inspiración de contemplar las estrellas. Si el sol no declinara, con la noche,
como podrías contemplar la luz de las estrellas, que en las noches más oscuras,
brillan más intensamente?
Escucha el mensaje de los sabios, leyendo las obras inmortales
de todos los tiempos: Homero, Platón, Plutarco, Victor Hugo, Allan Kardec, Paul
Brunton, Léon Denis, Emerson, Tagore, Cevantes, y a sus personajes ilustres:
Don Quijote y Sancho Panza, y el Coloquio de los perros: Cipión y Berganza, que
tanto saben sobre el servicio y otros valores esenciales..
Escucha con atención y labios llenos de sabiduría vendrán a
contarte infinitas historias que te transformarán en un eterno aprendiz.
El mejor conversador es el que habla poco y escucha mucho.
El hablador insulso, superfluo, sobrado de su propia
importancia, desperdicia su tiempo cuando debería dedicarlo a la meditación, al
estudio, al aprendizaje, y dejar que sus obras por sí mismas aporten el mensaje
que puedan contener, por el ejemplo, y no por el parloteo vano.
No preguntes lo que ya sabes, para dar, acto seguido, la
respuesta, alardeando de que sabes muchas e incontables cosas.
Calla como la esfinge, y la eternidad hará aflorar en tu ser
los incontables ríos de sabiduría que se anidan en tu interior.
Calla, y hablarán tus obras. Calla y descubrirás la elocuencia
del silencio. El silencio habla, Escudero; esta es la clave, o una de las
tantas que es preciso descubrir, aprovechando su aporte.
Escucha con atención para darte cuenta de lo que te compete,
Escudero.
Escudero, el noble silencio, es la clave!!!
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