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martes, 1 de agosto de 2017

NADA TEMAS, ESCUDERO: LA SERENIDAD ES LA CLAVE DEL PODER


NADA TEMAS, ESCUDERO:
LA SERENIDAD ES LA CLAVE DEL PODER

©Giuseppe Isgró C.



Escudero, -dijo Hidalgo-:
Estos son tiempos de serenidad; se justo y perfecto en tus pensamientos, sentimientos, palabras y actos. De esta manera, permanecerás en el camino del bien, de la justicia y del progreso.
Haz del amor tu arma más poderosa para el bien de todos, sin manipulación de nadie.
Respeta a tus semejantes, por cuanto no hay enemigos pequeños y hasta el más diminuto escarabajo puede ser un enemigo terrible, como lo explica Esopo, en una de sus fábulas, que dice así: 


-“El Águila y el Escarabajo. Estaba una Liebre siendo perseguida por un Águila y viéndose sin escapatoria, pidió ayuda a un Escarabajo suplicándole que le salvara. El Escarabajo, detuvo al Águila y le pidió que perdone a su amiga Liebre, sin embargo, el Águila, despreció al Escarabajo e ignorándolo, devoró a la Liebre en su presencia. Desde ese entonces, el Escarabajo busco vengarse de la cruel Águila, y para eso, observó los lugares donde esta ponía sus huevos. Al encontrar por fin su nido, lanzó sus huevos sin pensarlo hacia la tierra, quebrándose en el acto. El Águila, se vio perseguida y echada a donde quiera que fuera por el Escarabajo. Por ultimo, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para criar a sus futuros pequeños. Zeus, ofreció al Águila que ponga sus huevos en su regazo, sin embargo, el Escarabajo viendo la táctica escapatoria del Águila, hizo una bolita de barro, voló hacia Zeus, y la dejó caer sobre el regazo. Zeus se levantó para sacudirse aquella suciedad, y sin darse cuenta, tiró los huevos del Águila hacia el piso. Así, las Águilas no ponen huevos en la época en que los Escarabajos salen a volar.
MORALEJA: Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte”.

El que se encamina por la senda de la injusticia, se sale del camino recto de la vida, para entrar en el tortuoso de la injusticia que conduce al abismo cierto.
El camino de los hombres justos, es decir, el recto, es el auténtico camino, como lo sugirió Lao Tse, en el Tao Te King, Escudero. No otro.
El camino, Escudero, es el camino de la DIGNIDAD. Es el que da honra y méritos.
El líder sabio es un faro de luz; la visión del líder es la que le permite ser una guía segura para sus seguidores. Las situaciones generan sus propios líderes por guía divina que ordenan todo de acuerdo a los designios de la Divinidad, en el tiempo perfecto de Dios.
Nada temas, Escudero. Quien hace el bien, no tiene nada que temer. Quien se aparta del camino del bien, la Divinidad, -que es el Gran Pedagogo Universal-, se ocupará de proporcionarle el aprendizaje pertinente, con amor, ya que la justicia en su mayor rigor, en su aplicación, por los medios más severos, no deja de ser AMOR PURO. Ya que, al igual que el leñazo de los maestros Zen, aplicado en el momento oportuno, produce estados de iluminación. La Divinidad y el maestro Zen, -que es su instrumento-, saben cuando proporcionar el leñazo para producir el estado de conciencia correcto al aprendizaje precisado.
Allí, en la quietud de la conciencia, para el hombre justo, se produce la delicia del bien realizado.
Pero, la conciencia del hombre injusto, es un torbellino de tormento que no le deja en paz hasta que haya realizado la compensación pertinente.
Si lo haces, lo pagas, expresa el aforismo cósmico.
Toma lo que quieras y paga el precio, dijo el gran sabio de Concord, Ralph Waldo Emerson.
Estas son cosas sabidas, Escudero, como decía el gran jurista venezolano Cecilio Acosta, y sin embargo, hay que recordarlas, para evitar que se olviden.
Estos son tiempos de serenidad, Escudero. Nada temas. Por encima del hombre está Dios con su justicia divina, cuya balanza la sostiene una hermosa dama sin vendas en los ojos, para ver claro y sopesar bien los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos. Con los dos primeros se activan las leyes de atracción y de repulsión, que crean las circunstancias análogas a lo pensado y sentido, en la propia vida. Las dos últimas, activan a la ley de afinidad, la de justicia y la de compensación.
La suma existencial –saldo de vida- que se deriva del resultado reflejado por el fiel de la balanza de la justicia divina, sirve a la Ley de afinidad, para ubicar o reubicar a cada ser, en los cuatro reinos naturales, en el orden natural que le corresponde en el concierto de todas las cosas. Es decir: por los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, cada quien es ubicado o reubicado en el lugar que le corresponde. Es como decir: la siembra y la recogida.


Los caminos del hombre justo se bifurcan de aquel que no lo es. Los opuestos jamás se juntan. La luz evacua la oscuridad. El bien siempre triunfa sobre el mal.
Por eso, Escudero, conserva la serenidad y el lugar en que la vida te ha colocado. Cumple tu rol.
Si tú no tienes miedo, el miedo lo experimentará el contrincante, que huye del que no tiene miedo. Pero, tampoco seas temerario, Escudero. La prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y la belleza, deben regir tus pensamientos, sentimientos, palabras y actos. Si eres injusto con tus adversarios, y les ocasiona un perjuicio, deberás compensarlo, Escudero. La ley de justicia es válida y justa para todos, y nadie escapa a ella.
Escudero: El que tiene el poder, el verdadero que otorga la conexión divina, no tiene porque demostrarlo.
Escudero: El que busca demostrar que tiene el poder con actos intimidatorios, de fuerza, realmente, no lo posee. Porque, el poder se tiene o no se tiene y se refleja en los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y aún en el silencio, en los gestos, en la impasibilidad y en la calma imperturbable. Y, recuerda, Escudero: el poder es como el miedo: se huele a leguas.
La serenidad es la demostración del auténtico poder en una persona, un profesional, o un conductor de hombres. Gandhi, con serenidad, métodos pacíficos, con la no violencia, o satyagraha, doblegó al imperio británico y logró grandes beneficios para su Patria. El camino de la paz es el camino, Escudero.


Eso significa, Escudero, que es preciso cultivar: la serenidad, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la belleza, el amor, la lucidez mental por el sosiego, la actitud mental positiva, la humildad, como fuerza aéreo dinámica,  la aceptación de la realidad, ya que, conociéndola podrás controlarla y dominarla. La calma es sinónimo de fuerza expresada mansamente. Como dice el aforismo latino: -"El agua blanda, la roca dura, gota a gota se hace la horadura", es decir: La gota de agua constante horada la roca.
Ocupa el lugar que te asignó el orden natural de todas las cosas, Escudero, afrontando la realidad con serenidad.
Avanza tranquilo por el camino de la vida. El mundo te abrirá el paso, si conservas pensamientos justos, sentimientos rectos, palabras armoniosas, y acciones enmarcadas dentro de los parámetros de la justicia, del respeto y del amor.
Como puedes ver, Escudero, pocas cosas son necesarias para ser feliz.
Otra cosa, Escudero: la vida tiene su comienzo y su meta; se llega al primero, al reencarnar, con la ilusión de realizar un progreso importante en cada uno de los incontables ciclos de vida; y se llega a la meta, o a cada una de ellas, concluyendo  un determinado ciclo de vida, con gloria o con deshonra, según haya sido la propia conducta. Se puede salir de un ciclo de vida con inmensas riquezas espirituales, que, generalmente, las constituyen las sumas del bien que se realizó a favor de los seres de los cuatro reinos naturales. El resultado queda reflejado en la hoja de vida como: aptitud, o capacidad perceptiva, comprensiva y realizadora; es decir, estados de conciencias elevados, desarrollados en determinados grados; acompañados por la tranquilidad de Espíritu, fruto del deber cumplido.
Pero, el hombre injusto, podría salir con una inmensa deuda que deberá saldar, a veces en muchos ciclos de vidas. Es decir: el hombre injusto hipoteca su futuro y deja de ser libre, a veces por incontables ciclos de vida, como es el caso de quienes efectúan perjuicios enormes a determinada parte de la humanidad. Las deudas kármicas constituyen formas de esclavitud. La única manera de ser libres es mediante el cumplimiento de la Ley cósmica, bajo la égida de los valores universales, o atributos divinos.  Es decir, la persona que vive una vida virtuosa, es la que alcanza determinados grados de libertad personal, de acuerdo con su suma existencial.
Escudero, conserva la serenidad!!!
El que debe temblar es el hombre injusto, porque la justicia divina se ocupará de él, aunque a veces parezca que tarde en hacerlo. No escudero, la justicia divina actúa en tiempo oportuno, instantáneamente, en el tiempo perfecto de Dios.
Amigo Escudero: procura ser un hombre justo para evitar costosa experiencia, que luego tendrás que asumirla y compensar los actos que la produjeron.
 Nada temas, Escudero. Conecta con la Divinidad para acceder a la verdadera fuente de poder para ser señor de ti mismo.
Serenidad, Escudero, Es la palabra clave. Confía.

Adelante. 

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