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domingo, 2 de mayo de 2021

PARODIA DE HOMERO POR DON QUIJOTE

 

PARODIA DE HOMERO POR DON QUIJOTE


©Giuseppe Isgró C.

 

-“Que yo vea si la gallardía de vuestro rostro

responde a la de vuestra disposición”-.

Don Quijote. (Parodia de Homero).



 

Este aforismo denota que Cervantes era un lector asiduo y profundo de Homero.

Esta expresión se la dirige Ulises, en la corte del gobernante Alcinoo, en el País de los Feacios, (Antigua Camerina, ubicada entre Agrigento y Ragusa, Sicilia, Magna Grecia), cuando uno de los hijos de Alcinoo reta a Ulises para demostrar sus habilidades, siendo un invitado de su padre. Aquel joven era apuesto físicamente, pero, sus condiciones éticas, o morales, de dignidad y nobleza, de respeto y consideración, dejaban de corresponder a su presencia física.

Eso lo podemos observar hoy en día cuando incontables damas, a nivel mundial, de belleza física notable, se esmeran en acentuarla con retoques de múltiples formas, creyendo, de esa manera, ejercer un mayor influjo de seducción.

En cambio, con cultivar su interior, los sentimientos de los valores universales, su intelecto con la lectura de los clásicos, su espiritualidad en conexión con la Divinidad para que aflore en su ser, el fuego sagrado que diviniza, armoniza y embellece de verdad verdad, transformándose en un ser verdaderamente interesante, no solamente como un objeto de deseo físico.

Esos seres que han de construir la nueva edad de oro, de ahora en adelante, labor que podría estar concluida, en sus aspectos elementales, en torno al año 30.000 de nuestra era, para luego pasar a la realización de la verdadera gran obra a que está destinado el planeta tierra, encontrarían una guía efectiva en la lectura, y estudio, de la obra de Homero, y en la de Cervantes, no sólo en el Quijote, que es una obra maestra preponderante en la literatura universal, -para todos los tiempos-, sino sus Novelas Ejemplares y demás ensayos.

La sabiduría cervantina aflora en cada página, de manera admirable, y cada lector encontrará el alimento integral que precisa en su Espíritu. Cada nueva generación descubre cosas nuevas que habían pasado desapercibidas a las anteriores. Es decir, sus valores universales inmutables, permanecen constantes en el espacio y tiempo: son eternos.

Esos valores eternos e inmutables supo verlos, Cervantes, en los simples detalles de la vida diaria, y plasmarlos como nadie lo ha hecho, en sus obras inmortales.

Si pudiésemos elevarnos desde una perspectiva más elevada desde la cual viéramos quien fue antes, en vidas anteriores, Cervantes, veríamos que se fue preparando durante muchas vidas, con la misma intención de alcanzar una conciencia universal de la vida. Veríamos a Xenócrates, discípulo de Platón, y director de la Academia platónica, durante 25 años, más atrás, aún, a Hesodo, uno de los dos más grandes poetas de la antigüedad, junto con Homero, entre algunos más que cada lector podrá descubrir con su imaginación -visión del Espíritu- si se aplica a ello con diligencia y constancia, y además, estudia las obras de los grandes pensadores de todos los tiempos. Yendo hacia adelante, se podrá ver a Plutarco, el maestro de Queronea y a Porfiírio, discípulo y amigo de Plotino. Por supuesto, a algunos más, en cada siglo en que aparezca el Espíritu de Platón reencarnado.

Ese es el ejemplo de Cervantes, y de don Quijote. Por eso, la sobrina de don Quijote, decía de su tío: -"Este hombre lo sabe todo y es capaz de disertar con propiedad sobre cualquier tema".

Las obras de los grandes seres se van gestando, gradualmente, y en forma continua, en cada venida y vuelta a venir, de manera constante, e incesantemente. Lo que cada ser cosecha en cada nueva existencia, es la siembra que ha realizado en incontables preexistencias. Se expresa como suma existencial, es decir: capacidad perceptiva, comprensiva y realizadora.

Hay libros inmortales como la Odisea, que se han leído en varias vidas anteriores, por eso la misma emoción antes experimentada se vuelve a reproducir y algunas ideas que impactaron en vidas anteriores, al volverlas a releer, aunque sin saberlo, vuelven a reproducir el mismo efecto positivo. Esto ocurrirá tantas veces como se repita la experiencia y el contenido de la lectura, cada vez, parecerá ser conocido desde siempre.

 


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