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sábado, 26 de noviembre de 2016

HACER, ÚNICAMENTE, LO JUSTO.


HACER, ÚNICAMENTE, LO JUSTO.

©Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dijo Hidalgo-:

Para practicar el desapego, es preciso, antes, no hacer nada que no sea justo para todas las partes involucradas.
Un líder, Escudero, -continuó Hidalgo-, debe ser inteligente, respetuoso y justo.
Inteligente, porque todo camino tiene un comienzo y un final. Cuando llega el final, hay que darle paso al líder que viene de atrás, que le toca el turno. De nada sirve querer perpetuarse en el poder con vanas excusas de trasnochado, ya que, como decía Don Quijote: -"Tiempo hay de comenzar y tiempo de terminar". El líder inteligente cumple con esta regla de oro, no sólo que la cumple, sino que prepara a sus líderes que puedan suplirle en el cargo, caso contrario, él se estancaría. El líder inteligente pasa al siguiente rol, de mayor relevancia, y así ´él continúa creciendo como ser humano y como líder.
El líder inteligente, además, Escudero, cuando percibe que equivocó el camino, se retira a tiempo, antes de que le saquen del escenario, que sería más oprobioso. Porque, Escudero, detrás de todo líder siempre hay alguien más que lo pone, y lo quita, y de eso hay muchos ejemplos por demás conocidos que no es preciso enumerarlos.
Por otra parte, Escudero, el líder que no queriendo dejar el cargo, aún pidiéndolo, buscando excusas, o ejerciendo la influencia de su 
aparente poder, o fortaleza, es porque es un líder que no tiene vergüenza. Y líderes sinvergüenzas, Escudero, a lo largo de mi vida, he visto muchos, en todos los niveles; Nacionales, regionales, empresariales, gremiales, condominiales, sindicales, y también del tipo de los que mencionaba el ilustre Miguel de Cervantes y Saavedra, en su obra Rinconete y Cortadillo, que te sugiero leer. No mencionamos el nombre de ningún líder sinvergüenza, Escudero, para que la historia los olvide, y nada tenga malos ejemplos que emular. De este tipo de líderes con ausencia de vergüenza, hablaremos en el parágrafo siguiente.

El respeto: Escudero, -dice Hidalgo-, el líder que se respeta, lo hace, a su vez, con todas las personas con quienes se inter-relaciona, y cuanto más a quienes representa. El líder respetuoso, representa, por igual, con el mismo espíritu de justicia, a todos los integrantes del grupo integral. El líder parcial es de futuro incierto, ya que, antes o después, pagará cara su osadía. Porque, Escudero, otra cosa, también, es cierta, el mango de la sartén suele cambiar de manos cuando menos uno lo espera, y el nuevo poseedor el dicho mango, dará su sartenazo oportuno aplicando todo el rigor de la ley de amor, justicia y compensación, en forma justa y perfecta. La ausencia de respeto, en el líder, es ausencia de fortaleza. Hay que respetar con la verdad por delante, pero, también, Escudero, hacerse respetar, por cuanto entre los seguidores, también hay muchos que merecen reprimenda: se su conciencia y de la justicia humana y divina.
La justicia divina es toda ojos, ve con claridad y da según el merito inherente, pagando el salario cósmico, o el anti-salario. Y de acuerdo al saldo existencial, ubica o reubica, a cada quien, en el orden cósmico, que le es inherente.
Por eso, como decía Ulpiano, -el jurisconsulto romano-: Hay que dar a cada quien lo que le corresponde. Si se es justo, se experimenta una conciencia en paz, que aporta la verdadera felicidad. El deber cumplido permite el sueño tranquilo y reparador, cada noche, teniendo la conciencia satisfecha, y con nada que recriminarle. No es poca cosa, Escudero.
Recordemos, Escudero, lo que dijo Oswald Wirth: -“No debéis querer, sino lo que merece ser querido si aspiráis al poder de mando”-.
Comprendo, perfectamente, Hidalgo.
Ahora, Escudero, pongamos algunos ejemplos de como Don Miguel de Cervantes y Saavedra, clasificaba a los líderes:
–“A cuatro clases de linajes se pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son estas: 1) Que tuvieron principios humildes, y se fueron extendiendo y dilatando, hasta llegar a una suma grandeza; 2) Que tuvieron principios grandes, y los fueron conservando, y los conservan y mantienen en el ser que comenzaron; 3) Que aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta,, …. habiendo disminuido y aniquilado su principio hasta parar en nonada, como lo es la punta de la pirámide que respeto de su base o asiento no es nada; 4) otros hay, y éstos son los más, que no tuvieron principio bueno, ni razonable medio, y así tendrán el fin, sin nombre, como el linaje de la gente plebeya y ordinaria”.
• –“De los primeros, que tuvieron principio humilde y subieron a la grandeza que ahora conservan, te sirva de ejemplo la Casa Otomana, que de un humilde y bajo pastor que le dio principio, está en la cumbre que les vemos”.
• –“Del segundo linaje, que tuvo principio en grandeza y la conserva sin aumentarla, serán ejemplo muchos príncipes, que por herencia los son, y se conservan en ella sin aumentarla ni disminuirla, conteniéndose en los límites de sus estados pacíficamente”.
• –“De los que comenzaron grandes y acabaron en punta hay millares de ejemplos.
• –“Del linaje plebeyo no tengo que decir sino que sirve para acrecentar el número de los que viven, sin que merezcan otra fama ni otro elogio su grandeza”-.
• –“Solamente son grandes e ilustres quienes lo muestran en la virtud, y en la riqueza y liberalidad de sus dueños”-.
Es preciso, Hidalgo, -dice Escudero-, leer, y releer el Quijote, y todas las obras de Cervantes, por la inmensa sabiduría que contienen, cuya enseñanza es para todos los tiempos venideros, ya que los valores universales de los que están imbuidas, son eternos e inmutables. El amor, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la a belleza y el bien, son valores eternos. Lo que cambia es la conciencia de cada quien, que, a medida que asciende, ve más lejos en el horizonte.
Excelente y sabias palabras has dicho, Escudero. Así es, para gloria del Eterno.


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