Una reflexión
©Giuseppe Isgró C.
La unión hace la
fuerza; tantos bellacos que atosigan a la humanidad, no serían nada si los
integrantes de ésta se unieran, con conciencia, para reivindicar la dignidad
del ser humano. (La calificación de bellacos, es la más suave que uno puede
darle a incontables número de líderes mundiales, con todo lo cual, no son más
que el 20% de la totalidad de ellos; esto quiere decir, que el 80% son buenos
líderes; pero ese 20%, aplicando una variante de la ley de Pareto, son los que
ocasionan el 80% de las cosas menos favorables que afectan a la humanidad).
Esto nos lleva a una conclusión: El 80% de los integrantes de la humanidad, son
personas buenas, que unidas podrían poner bajo control al otro 20%, si supiera
como hacerlo o hubieran líderes que asumieran ese rol situacional en la
reorientación de las cosas en el mundo. Alex Carrel, en su obra La Incógnita
del Hombre, tenía esa visión.
Una labor a macro
plazo: hacia el año 30.000 de nuestra era, se podrá hacer realidad este
objetivo, gradualmente, tal como lo aseveran los grandes utopistas: Henry
Poincaré, H. G. Wells, Georges Bernard Shaw y Aldos Husley; y tal como lo
percibiera el autor del salmo 105, al proyectar ese logro después de mil
generaciones: 1.000 generaciones con un promedio de 30 años, y calculando que
fuera escrito hace cuatro mil años, o tres, nos ubicaríamos en torno al año
27.000 o 28.000 mil de nuestra era. Viendo al primero de la fila, y al último
de la misma, mientras se nivelan todos los que están en el medio, si se dedican
al estudio integral, la edad de oro del planeta se forjará en torno esa, aparentemente, lejana época.
Empero, ese lapso es apenas menos un segundo en el eterno presente. Largo
camino de aprendizaje para alcanzar un nivel a partir del cual realizar el
verdadero trabajo al cual está destinado el planeta tierra a partir de
entonces. Hablando de esto, en un foro, en la ciudad de Sevilla, una señora me
dijo; -Es mucho tiempo. Ciertamente, lo es. Los líderes del futuro deben ser
capaces de proyectar el progreso de la humanidad a corto, mediano, largo y
macro plazo, en los ciclos históricos, económicos y espirituales. Requiere
estudio integral. En la economía existen más de 200 años de registros de ciclos
económicos: menores, mayores y de largas oscilaciones. Léon Tolstoy, en su obra
La guerra y la Paz, al final de la misma, demuestra tener una excelente lucidez
sobre los ciclos históricos, al igual que el salmista, y los grandes utopistas.
Los ciclos
espirituales, se pueden observar fácilmente, viendo como frente a los grandes
movimientos oscurantistas, de la historia, emergen grupos de espiritualidad
elevada, o movimientos, como el humanismo y el Renacimiento, que representan el
equilibrio entre la luz y la oscuridad, por el cual, la humanidad en su camino
hacia el progreso, siempre hará florecer el bien sobre su polaridad opuesta. El
bien predomina sobre el mal, la luz evacua la oscuridad, la belleza opaca la
fealdad, el equilibrio es la ley de la vida, en una eterna polarización.
Por eso, es
preciso prepararse en las leyes de la vida, para conocer el verdadero sentido
de la misma, así como el propio potencial y vivir una vida plena donde la
manipulación que de múltiples formas se utilizan para mantener encajonadas a
las diferentes poblaciones de los países del mundo, fuesen neutralizadas para
que el planeta tierra sea el lugar que está destinado ser en los planes
divinos: Un oasis de justicia, de felicidad y de progreso integral. Un buen
ejemplo del reino animal. Y después hay algunos que dicen que los animales no
piensan. La pregunta es: Piensan los seres humanos? Usted que cree?
Personalmente podría anteponer unos cuantos ejemplos que pe permiten tener
algunas dudas razonables. Es posibles que algunos seres humanos piensen ; que
otros lo hagan de vez en cuando; que los que más se cree que piensan, no lo
hacen; y que la mayoría se maneja por matrices de pensamiento hábilmente
manipuladas, y construidas, comúnmente aceptadas como verdades temporales, por
las que se rigen, hasta que otras ocupen su lugar, pero que van siendo aceptadas
sin que, la mayoría tenga la capacidad de discernimiento, para percibir una
cosa de la otra. Y el que más cree estar en los cierto, y defienden su opinión
a ultranza, son casi siempre, los que menor idea tienen de lo que hablan. Quien
se tome la molestia de mirar con detenimiento, observará detalles al respecto,
convincentes. Si no fuera así, tendríamos un mundo perfecto, aunque
perfectible. Los animales, en cambio, saben cuando saben, sin que nadie le
engañe, y viven, como sugerían los estoicos, en armonía con la naturaleza,
hasta que el hombre les saque de su ambiente. El estudio integral de todas las
corrientes de pensamiento aportará la visión amplia, integral, que iluminará la
conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora. Sólo así, cada día más y
mejor, el ser humano podrá percibir, comprender y realizar mejor el objetivo
por el cual ha sido colocado sobre el planeta tierra. Hay mucho que aprender
del reino animal, vegetal y mineral, y también, de los humanos más lúcidos que
han vivido en todas las épocas y países: Para muestra un botón: Homero,
Sócrates, Platón, Plotino, Cervantes, Leonardo Da Vinci, Marsilio Ficino, Allan
Kardec, Ibn Arabi, Rumi, Alexis Carrel, José Ingenieros, Ralph Waldo Emerson,
Allan Kardec, Léon Denis, Amalia Domingo Soler, Concepción Arenal, Giuseppe
Mazzini, Ibn Jaldun, Sidharta Gautama, Confucio, Lao Tse, Lie Tse, Chuan Tze;
Pantajali, Moisés Maimonides, Ibn Gabirol, Victor Hugo, Benjamín Franklin, y
Cervantes, entre tantos otros.
Un tema denso de
meditación, que no es fácil, pero sí necesario, que cada día mayor número de
personas, cada día, asuma su cuota de cooperación, en forma más efectiva, para
tomar las riendas de sí, que, en definitiva, es lo único que importa. La verdad
hace a la gente libre; los valores la fortaleza; la templanza, la equilibra, el
amor, le otorga el poder supremo; la justicia, le permite medir las
consecuencias de sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos; y la
belleza, el decoro, el pudor y la vergüenza, le permiten desarrollar su DIGNIDAD
y auto-estima, que le harán respetar, respetando al genero humano. Con respeto
al libre albedrío y a la dignidad humana y divina, de los demás seres de los
cuatro reinos de la naturaleza, se construye un mundo mejor. El mundo en el que
cada quien anhela vivir, y que es preciso que lo construyamos nosotros mismos,
o por lo menos, hagamos la parte que nos corresponde, a cada quien, ahora.
Adelante.
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