EL REINO DE LA
VIRTUD:
La dimensión
divina.
©Giuseppe Isgró
C.
–“Dios no puede
exigir de los seres más que el ejercicio de las virtudes, cuya esencia ha
colocado en su Espíritu, y nada nos ha dado más que el designio de hacernos
feliz”. Giacomo Casanova
Como es adentro es afuera; y, como decía Hermes
Trimegisto, -El Mensajero-, como es abajo es arriba, y viceversa, para que se
realice el prodigio de la Creación, o la Gran Obra.
Sólo meditar en
esto nos indicaría como está conformada la parte espiritual del planeta tierra,
en el que se precisa la realización de un trabajo de enseñanza y aprendizaje,
en ambas dimensiones.
La conciencia del
humano virtuoso es un faro de luz, primeramente, para sí, luego, su ejemplo, lo
es para los demás.
Para que el reino
de la virtud se implante en cualquier mundo del universo, es preciso que los
valores se cultiven en el ser interior, gradualmente. Un largo camino de
aprendizaje, en el eterno camino de retorno del ser individual al Ser Universal.
El sentimiento de
los valores del amor, de la justicia, de la prudencia, de la fortaleza, de la
templanza y de la belleza, que es la auténtica sabiduría, permite el equilibrio
interior y el dominio de sí sobre el mundo exterior, para ser capitán del propio
barco y evitar ir a la deriva, que significaría dirigirse a ninguna parte.
El gran Pedagogo
de los valores universales, es el Ser Supremo, -en el reino de la conciencia-
mediante el lenguaje de los sentimientos, precisamente, de los valores, entre
los cuales hay que incluir la vergüenza, la humildad, la paciencia, la
constancia y el trabajo, el estudio y la sana recreación del Espíritu. También,
el perdón, para auto-liberarse, y activar las leyes de justicia, la de
compensación, y la de afinidad, ordenadora de todas las cosas, y personas, en
el universo, por el grado de similitud.
El reino de la
virtud de Don Quijote, y la de Sancho Panza, que el genio de Cervantes
ejemplifica en todas sus obras, será implantado en el planeta tierra a partir
de cada ser humano, ya que los otros tres reinos, sobre los cuales el hombre se
siente superior, son, ya, de por sí, virtuosos. Ya lo decía Giacomo Casanova:
–“Los principios de aquello que sabemos no pueden más que haber sido revelados
a los que nos los han comunicado por el grande y supremo principio que los
contiene a todos. La abeja que hace su colmena, la golondrina que hace su nido,
la hormiga que construye su agujero y la araña que urde su tela, nunca hubieran
hecho nada sin una revelación previa y eterna”-.
El reino de la
virtud, es el de la Divinidad y los atributos divinos, o valores universales,
estudio eterno de los seres, en los cuatro reinos naturales.
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