LA NUEVA EDAD DE
ORO
©Giuseppe Isgró
C.
Oswald Wirth, a
finales del siglo XIX, dijo: -
"Sepamos
permanecer siempre aprendices, porque nunca habremos terminado de
aprender".
Ciertamente, este
gran hijo de la luz, tiene razón. Aunque tengamos cien años, es preciso
considerarse estudiante eterno y adquirir conciencia, gradualmente, de la parte
de ignorancia de turno que debemos atender para transmutarla en conocimiento.
Somos eternos aprendices y precisamos transformarnos en auténticos pensadores.
Mortimer Adler, en su libro inicial de la colección de los grandes libros del
mundo occidental, cuyos 54 tomos incluyen 453 libros, comenzando con la Iliada
y la Odisea, y terminando con Psicologia, de William James y las obras selectas
de Freud, pasando por Platón, Aristóteles, Plutarco, Plotino, Cervantes,
Herodoto, e incontables otros. No incluía ni a Emerson, y a otros que no
cuajaban en su estricta selección, pero que, también son fundamentales. No
incluían a las obras de la India, China, Japón, la civilización árabe, que
tantas y tan profundas obras de sabiduría contiene.
Mortimer Adler decía que, para que
la opinión de una persona pueda ser tomada en cuenta, era preciso que hubiese
estudiado ese legado de las 453 obras del mundo occidental.
Y, por supuesto,
agregamos nosotros, el resto de las grandes obras de las demás regiones del
mundo, incluyendo a los grandes autores latino-americanos, que tampoco están
incluidos en aquella selección, como Alfonso Reyes, Jorge Luís Borges, Juan
Montalvo, Gabriela Mistral, Amado Nervo, Arturo Uslar Pietri, Joaquín de
Olmedo, Domingo Faustico Sarmiento, Augusto Roa Bastos, Mario Vargas LLosa,
José Enrique Rodó, José Ingenieros, Mariano Picón Salas, German Arciniegas,
Octavio Paz, Simón Bolívar, y por supuesto, a Emerson, a Wlt Witman, Napoleón
Hill, Benjamín Franklin, a Rumi, Ibn Arabi, Moisés Maimonides, y pare usted de
contar.
Una sola vida es insuficiente para estudiar y asimilar el gran legado
humano al alcance de todos.
Quien esto escribe, ha conocido grandes lectores,
con grandes bibliotecas selectas, de las que que no deberían faltar una en ninguna casa.
Si
queremos un mundo cada día más perfecto, precisamos desarrollar gente pensante,
que se involucren, no solo en la práctica de todas las virtudes, sino en
enrolarse en la política para reivindicar, aún en un mejor grado, el derecho de
construir un mundo feliz.
Un mundo feliz, no precisamente el que imaginó Aldous Husley, en su
novela del mismo nombre, de seres autómatas, sino de gente pensante, no
manipulables por las corrientes tradicionales oscurantistas, sino forjadoras de
nuevas eras de luz, con una humanidad justa y perfecta.
Esta utopía será
realidad, en el planeta tierra, en torno al año 26.000 de nuestra era. Nos
tocará venir unas cuantas veces con la misión inherente, hasta que ese ideal se
convierta en realidad: LA NUEVA EDAD DE ORO.
Adelante.
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