ESPÍRITU Y ALMA
©Giuseppe Isgró C.
P
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reguntó Escudero, a Hidalgo:
Hidalgo,
-¿Qué entiendes por el alma del hombre?
Escudero,
responde Hidalgo: -El Alma del ser, es el elemento de enlace que une al
Espíritu con el cuerpo. También se le denomina, en la terminología de
Aurobindo: Hilo de plata; en la Doctrina Espírita, Peri-espíritu, término
acuñado por Allan Kardec. Otros términos que se utilizan como sinónimos, son:
Cordón de Plata, ya que el Alma, además de conformar una especie de envoltura
fluídica del Espíritu, que le sirve de vehículo en la dimensión espiritual, es
una especie de cordón fluídico, cuya característica es su elasticidad, que le permite
emanciparse del cuerpo y viajar hasta donde el potencial del Espíritu se lo
permita.
Es importante percibir que el resultado de la
experiencia del Espíritu, en cada pensamiento, sentimiento, palabra y acto, se
le manifiesta en el mismo Espíritu, como aptitud, que es la capacidad de
percibir, comprender y realizar de manera implícita al desarrollo alcanzado, o
estado de conciencia inherente. También, lo hace como actitud, positivo o no,
frente a la realidad de la vida. La potencia de la vida se expresa, como
conocimiento y sentimiento; visión y energía; aptitud y actitud. Estado de
conciencia y grado de desarrollo. Existe la experiencia obtenida, y el fruto de
esa misma experiencia que se manifiesta como visión clara de las cosas de las
cuales se ha adquirido conciencia, en el inherente grado o estación de
progreso. A pesar de que se le suele considerar al alma como sinónimo del
Espíritu, el alma y el Espíritu, son diferentes, aunque conforman un todo. Ya
Platón diferenciaba claramente al Espíritu del Alma, al denominarle al primero
Nous, y a la segunda: Psique (psiché). Él anteponía un ejemplo con el ojo y la
mirada. No es el ojo quien mira; se contempla a través del ojo, pero, quien lo
hace por medio del ojo como una ventana al mundo, es el Espíritu.
Es importante
destacar que la memoria quien la conserva es el Espíritu, no el alma y mucho
menos, el cerebro que es un instrumento físico. Quien recuerda es el Espíritu,
y lo realiza por el recuento contable de los pensamientos, sentimientos,
palabras y actos experimentados y realizados, u omitidos y la experiencia
inherente recabada, que se manifiesta en el conductor: el Espíritu, como
aptitud y actitud, percepción y comprensión, o percepción e incomprensión, en conocer
y en el anhelo de realizar, o en la ausencia de deseo de poner en práctica lo
que el deber impele a ello. La misma conciencia de la ignorancia de algo, ya es
un progreso importante. Si no existe conciencia de lo que se ignora, cómo se va
adquirir el conocimiento respectivo, o equivalente?
Al igual que la
memoria no se encuentra, como atributo, en el cerebro físico, y existenten pruebas abundantes al respecto,
la memoria espiritual no reside en el alma, sino en el Espíritu. Sin embargo,
en algún sitio específico del ser, existe un archivo de cada ciclo existencial
que se puede rememorar. Empero, sin recordar hechos particulares, la
experiencia recabada por las situaciones afrontadas del pasado, se manifiestan,
en la actualidad, al afrontar situaciones análogas, en forma instantánea, como capacidad
perceptiva, comprensiva y realizadora. Son las cualidades innatas que cada ser
trae de todos sus ciclos de vidas anteriores, por medio de la experiencia.
La experiencia,
Escudero, es la clave a la cual hay que prestarle mucha atención para descifrar
un sinnúmero de enigmas existenciales.
Aquí es
importante destacar lo siguiente: El ser trae a la vida como atributos divinos
los mismos de los del Ser Universal, con una capacidad potencial infinita de
percibir, comprender y realizar; pero, le falta la experiencia. Empero, las
situaciones afrontadas, o necesidades o anhelos, manifiestan tanto el
conocimiento requerido como el poder creador inherente para resolverlas, o
alcanzar un objetivo determinado. Mientras más elevado el grado de complejidad
de la situación manifestada, en igual grado se expresa el potencial creador-realizador
infinito que se anida en cada ser, en conocimiento y poder de hacer o dejar de
hacer. Sin embargo, la experiencia que ya se posee, determina un dominio de las
situaciones del cual carece quien se encuentre exento de la misma. Esa es la
riqueza que cada quien lleva consigo, como decía Pitaco: -“Todo lo llevo
conmigo”. Claro, así es Escudero: -La experiencia, el conocimiento, la visión y
el saber hacer, o la capacidad de dejar de hacer lo que no debe ser efectuado.
Cuanto tiempo perdido, y sinsabores, se habrían ahorrado los seres humanos con
solo haber tomado la determinación de no llevar a cabo determinadas acciones,
de las cuales, además del arrepentimiento, posteriormente han debido efectuar
las compensaciones inherentes. Sin embargo, la experiencia recabada permite
percatarse que nada se pierde, y que todo es ganancia: la experiencia.
Al alma se le considera
formada de materia quintaesenciada, como si fuera una especie de silicón
sólido-transparente, más sutil que la materia normal, pero materia al fin. Sin
embargo, aún queda mucho por estudiar sobre el tema, Escudero.
Hidalgo,
-Está claro que el Alma y Espíritu son cosas diferentes.
Escudero:
-El alma y el Espíritu, como tú muy bien lo dices, son diferentes; el Espíritu
es el conductor, la vida, la inteligencia, el carácter, la voluntad y tantos
otros atributos que les son inherentes, mientras que el Alma es el medio de
enlace entre el Espíritu y el cuerpo, y a la vez es el vehículo del Espíritu en
la dimensión espiritual.
Hidalgo,
-Es el Espíritu del hombre inmortal?
El Espíritu es
inmortal y eterno, mejor dicho, ab y coeterno con el Ser Universal. Es decir,
ha existido desde siempre. Es una emanación del Ser Universal en la conciencia
individual de cada ser, en los cuatro reinos naturales, en el alma universal,
sin dejar de Ser la Divinidad y sin separarse de la Divinidad. Es parte
indivisa de la Divinidad. Posee, exactamente, todos los atributos de la
Divinidad, idénticos, sólo que en estado de potencialidad infinita, que
eternamente irá desarrollando, por medio de las necesidades experimentadas y de
la experiencia adquirida. Mientras que, la Divinidad posee esos mismos
atributos –valores universales, desarrollados en todas las vertientes y
variantes, en grado infinito. La Divinidad es anhelo de ser; el Espíritu de
cada ser, es la expresión de esa voluntad. El Espíritu de cada ser, posee,
también, el poder potencialmente infinito de la Divinidad, pero lo expresa,
-únicamente- según el grado de necesidad o anhelos que experimenta, tanto para
satisfacer las necesidades, como de efectuar sus realizaciones. En el Espíritu,
los atributos divinos, o valores universales, se expresan en la conciencia,
como sentimientos de los valores universales cuyos parámetros le sirven de guía
en sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. El resultado de la
experiencia adquirida, en el Espíritu, se refleja como APTITUD, es decir,
capacidad perceptiva, comprensiva y realizadora, mientras que en el alma, como
un simple archivo contable de sus pensamientos, sentimientos, palabras y
acciones. Es decir, en el Espíritu se refleja el efecto de esas experiencias,
como visión, capacidad de hacer o de dejar de hacer. Los atributos principales
del Espíritu son: INTELIGENCIA, CARÁCTER Y CONCIENCIA. Su evolución se refleja
como adquisición de estados más elevados de conciencia, inteligencia avivada y
carácter más definido y firme en los valores., en grados que van del cero grado
al infinito, infinito que jamás alcanzará, por cuanto, siempre encontrará un
más allá. Es importante recordar la percepción de la conciencia, en la
Masonería, como una réplica exacta de la conciencia de la Divinidad, atributo
principal del Espíritu.
Qué
consecuencias se derivan del conocimiento de la existencia del Espíritu y de su
inmortalidad?
Un cambio de
perspectivas, que transforma la visión existencial y le da un sentido a la
vida, que de otra manera, no sería fácil encontrarle.
Un
tema para desarrollar desde muchos puntos de vista, y que haremos, Escudero, en
otras jornadas.
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