ALTRUISMO EN LA GENEROSIDAD
y GENEROSIDAD EN EL ALTRUISMO
©Giuseppe Isgró C.
Escudero, -dijo Hidalgo:
La generosidad en la
mezquindad, y la mezquindad, en la generosidad, por una parte, y la generosidad
en el altruismo, y el altruismo en la generosidad, son dos caras de la misma
moneda, que aportan resultados diametralmente opuestos. Denotan, además, dos
estados de conciencia contrapuestos, sin dejar de ser grados del mismo
sentimiento, en polaridades diferentes: positiva una, negativa, otra. Son como
el frío y el calor; la noche y el día; la luz y la oscuridad, el amor y el
odio, la belleza y la fealdad, el bien y el mal, la bondad y la maldad, la
felicidad y la insatisfacción. Lo que separa a ambos estados de conciencias, es
una barrera casi imperceptible, pero, con notables diferencias: uno por debajo
del cero grado; el otro, por encima a cero grado. Esa mínima diferencia en
torno al cero grado, bien sea de un lado o de otro, por pequeña que sea, agrupa
a los seres a unos entre los altruistas y generosos, y a otros, entre los
mezquinos, con ausencia de generosidad. Es como decir; dentro de la ley, o
fuera de la ley. En el camino recto, o fuera
del camino recto. Hombre de bien, o mujer de bien, o personas que deben
rectificar y entrar en el camino del bien. Los beneficios que se obtienen en un
camino aportan elementos convincentes para desandar el otro. A veces se tarda
más de una vida para comprender la diferencia, pero, en el eterno camino de los
infinitos renacimientos, la Divinidad, respetando el libre albedrío de cada
quien, tiene elementos convincentes para que cada quien se persuada de cuál es
el mejor camino, por sí mismo, por ensayo y error: probando el amargo y el
dulce, para discernir la diferencia. Si no probara el amargo, como sabría
reconocer el dulce; y si no probara el dulce, como sabría darse cuenta, que
algunas cosas son amargas. El fin de la vida siempre es positivo y el amor, en
su mayor rigor, siempre busca un fin justo y perfecto, y siempre es amor.
Un tema para reflexionar,
Escudero. Mejor dicho: muchos temas para ejercitar el discernimiento, ad
infinitum.
Es como en el conocimiento,
Escudero, los menos ignorantes, son cautelosos en dar consejos; los más
carentes de conocimientos, son pródigos en querer enmendar la vida de todos los
demás, menos la suya, en ocasiones.
Los enriquecidos en
mezquindad, muchas veces son los que se creen más justos, y los que más
regatean los derechos ajenos. Los más altruistas, suelen ser los más justos en
reconocer los derechos de los demás, y además, los respetan. Como decía Louis
Pauwels, los filántropos, por su generosidad, suelen ser gente acaudaladas, no
solamente en riqueza material, sino en grandes virtudes, en grandes capacidades
para servir, dar, generar, compartir, y un largo etcétera.
Los grandes mezquinos
suelen estar en todas partes; pero, también los grandes altruistas. Cada
persona se reúne, mental y físicamente con sus afines, con sus iguales, por la
ley de afinidad, por la de justicia, por la suma existencial que los reúne y
ordena, y por las simpatías en las ideas que les une. Es la ley de atracción en
acción: Lo semejante atrae a lo semejante; los opuestos jamás se unen.
Lo que se piensa y siente,
es lo que se atrae, aislando lo que le es opuesto. Un altruista y un mezquino,
hablan el lenguaje de los sentimientos en polaridades diversas, con visiones de
la vida muy distintas una de la otra, y por supuesto, cada quien cosecha los
frutos de las semillas que siembra. Pero, es Ley de vida: Cómo podría saber el
mezquino que lo es si no viese los frutos de la generosidad, en el altruista. Y
el altruista, lo que es la mezquindad, si no conociese lo que es la generosidad
y sus frutos. Muchas veces, una sola vida es insuficiente para transmutar los
estados de conciencias de polaridad negativa a la positiva, en las diversas
estaciones de los estados de conciencia. Pero, la Divinidad no ceja de realizar
su trabajo en la conciencia de cada ser por la acción pedagógica de los
sentimientos de los valores universales, o atributos divinos, en polaridad
positiva, hasta lograr su propósito, gradualmente, por la ley cósmica, ad
infinitum.
Hay que centrar la atención
en lo que anhelamos, para expandir la conciencia perceptiva, comprensiva y
realizadora de los frutos que anhelamos cosechar, sembrando las semillas
análogas. Las semillas de las malas hierbas, dan plantas aparentemente poco deseables;
pero, aún ellas, a la vista de la Divinidad, son buenas hierbas, y la finalidad
de la vida es la de que ellas, también se vayan depurando, transmutando sus
estados de conciencia, en niveles más elevados, siempre en polaridad positiva,
y descubrir su esencia oculta, que puede ser medicinal, curativa, o nutritiva,
o simplemente, estética. Pero, a no dudar, en cada ser de los cuatro reinos
naturales, se encuentra emanada a la conciencia individual la esencia de la
Divinidad, que, antes o después, quedará manifiesta, por Ley de vida, en la
eterna polarización de un estado de conciencia a otro más elevado, sin límites
algunos.
Cada quien puede educarse a
sí mismo, con el esfuerzo, el estudio, y la práctica; a los demás, solo con el
buen ejemplo, sin hablar, con el silencio, porque las obras son más elocuentes,
en el bien y en el mal, para enseñar lo que debe hacerse, o lo que debe ser
evitado.
Altruismo en la generosidad
y generosidad en el altruismo, Escudero, es la cara de la moneda en la cual hay
que centrar la atención para expandir la conciencia: perceptiva, comprensiva y
realizadora.
Nada que tú, ya, no
supieras, Escudero.
Adelante.
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