LA DIGNIDAD DEL SER
©Giuseppe Isgró C.
Escudero,
-dice Hidalgo-:
El
líder que quiere tener esclavos, es esclavo de quienes pretende esclavizar.
De un
lado de la cadena, se encuentran los pocos que logra esclavizar; del otro, el
líder que se cree amo y señor de los esclavos. Amo y señor de unos pocos
esclavos por la razón que fuere.
A
qué, o a quién sirve ser líder de esclavos? Quizá, a quien, realmente, tiene el
poder detrás del líder oscurantista, como ocurría en la edad medieval.
Pero,
la Divinidad ha dotado a cada ser con el Don del libre albedrío, y el anhelo de
progreso, quien, en su dignidad personal es dueño de sus pensamientos,
sentimientos, palabras y actos.
La
persona digna, dentro de sí siente desprecio por quienes adoptan conductas que
a nada les conducirán, ya que, la existencia efímera de un hombre pasa, y lo
que le quedará, a ese tipo de líder, son las deudas kármicas que tendrán que saldar
por la ley de causa y efectos, por la de justicia divina que no falla, por la
ley de compensación, que ajusta las cuentas en la hoja de cálculo electrónica,
instantáneamente, y el saldo existencial ubicará en el orden que le corresponde
por eso de la siembra y recogida.
El
individuo digno conserva la conducta ejemplar mirando hacia adelante, a la meta
de luz cuyo camino recorre. No critica al líder poco digno porque sería como
arrimar más leña al fuego; al contrario, silenciosamente, le quita leña al
fuego para que se acabe pronto, sin proferir palabra, y sin pensar en el líder
indigno, de cuyo tipo, en el mundo, en cada época, desde que el mundo es mundo,
hay unos cuantos.
Ciertamente,
no es ningún privilegio para nadie ser un líder a quien se incluya en este
bando. Es poco entendible porque a algunos les encanta pertenecer a este grupo
de líderes que se creen dueños del mundo, de vidas y destinos. No se dan cuenta
de que eso es imposible, y aún los pocos esclavos mercenarios que aglutinan, la
mayoría ni siquiera son esclavos, se hacen pasar por esclavos para saciar el
hambre, u otra cosa. Son calculadores. Imitan al perro, que tiene por amo a
quien le da de comer, o a las gallinas, como dijo uno de esos líderes,
precisamente, después de desplumar una, y darle comida, acto seguido; como si
nada, iba a comer el maíz que le ponía. Aunque este tipo de esclavo imite al
perro, le falta la nobleza del fiel amigo del hombre, que no le abandona jamás.
Esos lacayos al faltarle el mendrugo, -no importa el nivel- se cambian de
bando, buscando otro líder a quien vender su alma, o mejor dicho, la
subordinación de su espíritu amoral. Es un fenómeno mundial, de toda época; no
nos referimos a ningún caso en particular, ya que hoy se ven diversos casos,
donde cada loco se ocupa de su tema; pero, son unos cuantos los locos que se
pueden enumerar. Todos juegan con fuego; hay que tener cuidado. Ellos no están
jugando; los otros, la gente cuerda, tampoco. Es un juego de inteligencia. Que
lastima que los líderes pocos dignos, con tanta inteligencia como tienen, la
usen para esclavizarse; ya que, al buscar de esclavizar a otros, realmente a
quienes esclavizan, es a sí mismos, por las deudas que contraen; sí, las deudas
de todo tipo esclavizan a las personas. Por eso, en nuestro tiempo, aún existe
la esclavitud: la esclavitud moral. En cambio, la autoridad moral, libera.
Cuántas
vidas habrán de dedicar para compensar los desaciertos, o entuertos, en el
argot quijotesco, que han cometido algunos pocos líderes poco dignos de denominarse
líderes, aunque lo sean con los de su misma calaña, como suele decirse. Cuánta
inteligencia desperdiciada! Cuánta riqueza integral habrían creado para sí, y
los otros, sí hubiesen empleado para el bien, los dones con que Dios les ha
dotado. Que lastima!!!
Empero,
hay cosas que, realmente, no nos toca a nosotros juzgarlas, decidir ni
calcular; la Divinidad, por la ley cósmica que es toda amor, aún en su mayor
rigor, se encargará.
La
enorme suma de seres humanos que conserva la dignidad de ser libres y de buenas
costumbres, señores de sí mismos y esclavos de su deber, esos son quienes
realmente dominan la situación y a quienes utiliza la naturaleza de las cosas,
para que, en perfecto orden y armonía, como instrumentos de su voluntad, para
restablecer el orden justo y perfecto, en una sociedad progresista, moralmente
saludable, alcanzando niveles más elevados de perfección, conciencia y
auto-realización.
La
fortaleza de Dios sostiene a quienes caminan por el camino de la justicia; los
otros, ya siguen por caminos bifurcados, al apartarse del bien.
Los
caminos del hombre justo son diferentes de los del líder injusto. Por eso, el
hombre justo, jamás debe introducirse en el camino del líder injusto para darle
escarmiento; allí caería en su propio terreno. No, la aplicación de la justicia
divina, hay que dejarla a la Divinidad y su ley cósmica. Con mucho amor, ella
se está ocupando ya.
El
hombre justo, duerme como un bendito de Dios.
El
líder injusto, es poco fácil que pueda dormir tranquilo; hasta de su sombra tiene
temor; es natural. Me pregunto: Sí es tan fácil ser un benefactor como lo fue
Bolívar cuyo nombre se llena de gloria como crece la sombra cuando declina el
sol, tal como lo dijo el ilustre Francisco Choquehuanca, en su famosa arenga,
porque no aprovechar los medios idóneos de enriquecerse integralmente,
brindando el servicio mejor que sea factible en cada caso. Ese, el del servicio
efectivo, es el mejor camino para obtener el Salario Cósmico; aunque, hay que
decirlo: el servicio se presta con excelencia aún cuando no se perciba pago
alguno, ya que todo acto tiene en sí mismo su propia compensación, como decía
el sabio de Concord: Ralph Waldo Emerson. Es el salario cósmico, si los
pensamientos, sentimientos, palabras y actos, son positivos. En caso contrario,
se recibe el anti-salario. Es de efectos instantáneos, dentro de la
conciencia..
A
unos les espera la gloria inmortal como salario cósmico, como es el caso de
Bolívar, Miranda, Páez, Sucre, y tantos otros, como Alejandro Magno, Platón,
Homero, Sidharta Gautama, Confucio, Sócrates, y tantos otros.
A los
otros, solo ellos podrán saberlo al revivir la noche oscura por la que
introdujeron a sus semejantes. Sin duda, un Dorado Amanecer espera a quienes
han transitado por la noche oscura con fe en la justicia divina, con tenacidad
por el camino del bien, realizando su trabajo y asumiendo su misión
civilizatoria.
Escudero:
ya lo dijo el sabio Salomón: -“No envidie la suerte del líder injusto, porque
nadie sabe como se le convertirá”.
Cada
deudor irá a cobrar su cuenta!!!Es mejor ser acreedor, haciendo el bien por el
bien mismo, que lo contrario. Cuanto uno más de, tanto más se tiene, de lo
mismo.
Adelante, Escudero.
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