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viernes, 10 de agosto de 2018

Somos personas muy dignas, dijeron:



Somos personas muy dignas, dijeron:

©Giuseppe Isgró C.

-“El elogio de sí mismo se realiza
en detrimento del propio mérito”.
Simón Bolívar

-Si es como usted dice que es,
no hace falta decirlo; ya que los actos reflejan
la verdad por sí mismos y lo que está dentro, se expresa afuera”.
Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dice Hidalgo-, el respeto a las demás personas refleja quien es cada quien.

-Qué quieres decir, Hidalgo, -inquiere Escudero?

Me viene a la mente, Escudero, el caso de un cliente del Sr. Jo. Le llama una mañana, y le pregunta: -Se encuentra usted en la oficina?

Sí, le responde el Sr. Jo; por qué lo pregunta?

-Es que la señora de la casa que ocupo,
-como inquilino ignoto-, me preparó un documento para que yo lo firme; quisiera que usted lo leyera y me diga si debo firmarlo o no.

Le responde el Sr. Jo: -Ahora es imposible, amigo; pero esta tarde, visíteme a las 5pm, que con gusto le revisaré el documento.

A las 5pm, el Sr. Jo le esperaba en su oficina para analizarle el documento en cuestión. Pero, el amigo fulano de tal no fue a la cita, ni llamó para disculparse porque no podía ir.

Pero, el Sr. Jo sí dejó todo para llegar puntualmente a su Despacho para atender a un cliente a quien ha favorecido de diversas maneras, pero que no es una persona que tenga el sentido del respeto, ni de la dignidad y de la conciencia de lo que valen las cosas, como ha demostrado, en el tiempo, su conducta. Son el tipo de personas que constituyen el dolor de cabezas de incontables otras, por su ausencia del sentido de la medida, y de la dignidad, pese a que, en el fondo, se creen personas muy dignas. Posiblemente, lo sean en muchos sentidos, pero, evidentemente, no en todos, ni en lo esencial. Sin embargo, al Sr. Jo le consta que el individuo en cuestión tiene determinadas virtudes: Por ejemplo, siempre da la cara; afronta las situaciones, jamás se esconde, tiene buen trato, siempre amable, si se le trata bien. En fin, son virtudes importantes.

Dos días después, el personaje llama al Sr. Jo, y le vuelve a preguntar: -se encuentra en su oficina? Me gustaría que me leyera el documento para saber si debo firmarlo o no.

Pero, al Sr. Jo, no le es posible atenderle, ya que está por salir a un recorrido de compromisos importantes, que le ocuparan gran parte del día. Pero, le dice:

Anteayer me quedé esperándole a las 5pm. –“Sí, -le respondió-, pero llovió y con ese aguacero no me animé a ir a visitarle”.

El Sr. Jo no le dijo nada. Pero, el Sr. Fulano de tal no tenía consciencia de que debía llamar, previamente, para disculparse.


El Sr. Jo le dice que le es imposible atenderle en ese momento, pero que sí podría hacerlo, nuevamente, -le dijo-, a las 5 pm. El hombre comenzó a ejercer presión para ser atendido en el momento, diciéndole que él podría ir donde él fuera para que, en un momento le leyera el documento y le dijese si debía firmarlo o no.

El Sr. Jo, que no tolera presiones pero que tampoco suele perder la paciencia fácilmente, le dijo que le llamaría.

Pero, analizando el caso, le envía un mensaje por WathsApp, donde le dice:

-Amigo, envíame el documento por WathsApp; a mediodía lo llamo, pero es mejor reunirnos haoy a las 5pm; el que hace dos cosas al mismo tiempo, no hace bien ninguna de las dos. En la mañana y a primeras horas de la tarde me es imposible reunirme con usted, quiero atenderle bien. Confirme si viene esta tarde, saludos.

Ni confirmó ni vino.  Seguramente, el lector dirá: -Es un patán. Es posible. Volverá a inquirir: -Y por qué no lo mandó para aquel lugar a donde se envían a personas así? Son pocos los casos así a quienes se tolera y a quienes uno se topa, ya que, normalmente, este tipo de personas tiene tres cartas debajo de la manga. Ya quemó dos. Seguramente, la tercera no tendrá ocasión de jugarla. Tendrá el valor de llamar una tercera vez? A este tipo de personas, con poco sentido de la medida, le sobra valor para hacerlo la primera o la segunda vez; a la tercera, generalmente, no se le vuelve a dar la oportunidad.

Un par de señoras, le dicen al Sr. Jo: -Dígale a su cliente, que se ponga las manos sobre el corazón y que deje a mi hijo en el local, que ya hizo el punto, tiene diez años pagando cuatro lochas, y quiero que esté toda la vida pagando cuatro lochas. –La cliente es una señora que le tiene alquilado a la interlocutora un local por cuatro “lochas” y que no desea devolverlo, aunque tendrá que hacerlo después de vencer la prórroga legal. Luego, ella y la hija le envían al Sr. Jo un mensaje por WathsApp: -“Nosotras somos personas dignas”. Ese mensaje se lo envían después de no haber ido a la Notaría para firmar el convenio de prórroga legal cuyo costo significó para la dueña del local el valor de dos años de canon de arrendamiento. El costo de la Notificación de prórroga legal por traslado de la Notaría representará para la dueña, seguramente, el equivalente a seis años de canon; y la notificación por la prensa, ya que la persona no estará en el local, cuando vaya la Notaría, costará, seguramente, tres años de canon. El canon que esta persona paga, y que no quiere ajustar es tan insignificante, con el que no se compra, actualmente, absolutamente, nada. Pero, estas personas, Escudero, tienen la convicción de ser personas muy dignas.

Así se consideran millones de personas, en el mundo, que atosigan a otros tantos en el mundo: personas dignas, se creen, pero en el fondo, lo que son es azotes de muchos seres que por alguna razón le toca lidiar con ellas alguna vez en la vida.

Es la ausencia del sentido del respeto: Esto pasa con líderes políticos que se creen la última maravilla del mundo, y sin embargo son auténticos verdugos de sus respectivos pueblos. Aún así, quisieran eternizarse en el poder. Afortunadamente, en los planes divinos cada ser tiene su hora, su minuto y su segundo, y el Supremo Hacedor, la horma del zapato de cada quien. Este tipo de tiranos existe no solamente en los gobiernos de muchos países, o en grupos de espiritualidad, o en la presidencia de los condominios, donde los titulares de los mismos son auténticos dictadores, en la mayoría de los casos, o en las propias familias, donde suele existir un tirano de turno, en donde uno menos lo piensa o espera. Esto es parte de la vida, y esos seres, en el fondo, son unos seres que cumplen una función: enseñarnos determinadas lecciones que precisamos. En vano trataríamos de evadir ese tipo de casos eventuales u ocasionales, o constantes. Ya que las situaciones se volverían a presentar cuantas veces sea necesario para aprender la lección que precisamos. Este tipo de aprendizaje oportuno nos evita sinsabores de mayor jerarquía en un futuro próximo. Demos gracias a la Divinidad por este tipo de experiencia que nos fortalecey agudiza nuestra inteligencia y visión.

Hay que aprender como evitar que el arte de la manipulación nos envuelva en situaciones que no nos competen. La dulzura de muchas personas esconde la ponzoña y el aguijón. Hay que saber ver más allá de las apariencias.

Lo importante, es con tacto manejar este tipo de situaciones que son de menor cuantía, que si no se saben manejar las emociones, podría tener una carga destructiva bastante acentuada. Es preciso tratar, en lo posible, con personas dignas de verdad, que las hay en todos los niveles. Cada vez que se observe un detalle que indica que se está frente a alguien con ausencia de dignidad, hay que descontinuar tratos de todo tipo con ese individuo, aunque hacerlo significa perder una vez. Si perdió una vez, no vuelva a incurrir en el error de enfrascarse en un pleito con ese tipo de seres humanos. Los tribunales están llenos de casos así, que absorben, a veces, muchos años de pleitos entre personas, de las cuales una o varias incurrió en el error de no prever si la otra parte era gente con dignidad y respeto.

Gente de respeto y con dignidad, de verdad, verdad, es la que construirá la nueva edad de oro en el planeta tierra, en torno al año 30.000 de nuestra era.

Mucho tiempo, -dice Escudero-, lo que falta para ello.

Es verdad, Escudero, mucho tiempo lo que falta para labrar la piedra bruta y transformarla en cúbica y perfecta, para construir el Edificio del progreso humano a los niveles donde imperen, en mayor grado, los valores universales y las prácticas de todas las virtudes, bajo la égida del Gran Arquitecto del Universo, quien hace fluir su inspiración, con el lenguaje de los sentimientos, en la conciencia, como guía divina. Es un trabajo de depuración espiritual en la eterna polarización. Es la alquimia espiritual que transmuta el Espíritu de cada ser en los cuatro reinos naturales.

La dignidad y el respeto, indican que la persona tienen vergüenza; y la vergüenza impide que la persona se extravié por sendas inadecuadas del irrespeto.

La vergüenza es el freno aplicado a tiempo para mantenerse en el camino recto y dignificante para el propio honor y dignidad personal.

Por último, Escudero, la persona digna no debería caer jamás en el nivel en que se mueve la gente indigna. Al mantenerse vibrando con sus pensamientos y sentimientos en niveles elevados, por efectos de la resonancia magnética se contribuye a que el entorno vibre a niveles más elevados y se depure. Es lo que se dice: educar con el ejemplo. Aunque, en primer lugar, cada quien debe educarse a sí mismo. Mejorándose, cada quien, a sí mismo, contribuye a mejorar a la humanidad.

Moraleja: El mensaje de Platón sobre el sentido de la justicia sigue estando tan vigente como cuando él lo plasmara en sus diálogos, como el Eutifrón, o en la República. Ese tipo de conciencia platónica es esencial para la nueva edad de oro. Platón sigue siendo el maestro fundamental de la humanidad. Pero, también Mahoma, Sidharta Gautama, Plotino, Don Quijote, o Cervantes, Séneca, Cicerón, Marco Aurelio, Pitágoras, Allan Kardec, Alex Carrel, Amado Nervo, Plutarco, Homero, Herodoto, Paul Brunton, Yoritomo Tashi, Confucio, Lao Tse y Napoleón Hill.

Adelante.








1 comentario:

  1. Fantástico!Siempre necesario para tenerlo en cuenta y aprender a contrarrestar los contratiempos del diario vivir comprendiendo y actuando en Bien.

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