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domingo, 4 de agosto de 2019

LA JUSTICIA COMO CAMINO DE REALIZACIÓN



LA JUSTICIA COMO CAMINO DE REALIZACIÓN

©Abg. Giuseppe Isgró C.


Escudero, -dice Hidalgo, recordemos que la profesión de Abogado en una de las más nobles y digna.
El abogado es un humanista integral que para ampliar su visión estudia constantemente en todos los ámbitos de la cultura e índole de la más sublime expresión del pensamiento universal, es decir, los valores universales, cuya ciencia que los estudia es la AXIOLOGIA, o Ciencia de los Valores.
Recuerda, Escudero, que a nosotros se nos tiene por modelos inspiradores en la guía de los pensamientos, sentimientos, palabras y actos, ya que, todas nuestras hazañas están imbuidas de valores, y VALORES son los que sigue precisando la humanidad para encaminarse hacia la nueva edad de oro, que felizmente alcanzará en torno al año 30.000 de nuestra era, Dios mediante.
Un largo camino por delante. Esa es la razón, Escudero, de que nosotros mismos debemos mantenernos a la altura de los nuevos tiempos para seguir inspirando nobles pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.
Tú, Escudero, seguirás inspirando a los jueces para que dicten sentencias justas, y al símbolo de la Justicia, finalmente, se le quitará la venda de los ojos, para que pueda ver bien lo que se sopesa en sus platillos, para que el fiel de la balanza sea fiel lector de los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones de los que, en lo íntimo de la conciencia, son juzgados por la propia conciencia, el más severo juez que existir pueda.
Se nos ha concedido el privilegio de ejercer una de las mejores profesiones del planeta tierra, -le dice Hidalgo a Escudero. También, tenemos la obligación de honrarla, para que las nuevas generaciones sientan el orgullo de querer pertenecer al gremio de esta hermosa y digna profesión: la de Abogado.
Adelante Quijotes y Sanchos Panzas, que ambos debe ser cada persona, y el abogado en particular: enderezando entuertos e impartiendo justicia, como Sancho Panza en la Isla de Barataria y Escudero, en su Manifiesto en la Isla de Marbilia.
Es nuestra misión, Escudero, -dice Hidalgo-, como Abogados, guiar correctamente a nuestros clientes y amigos, en sus decisiones, para ventilar casos en los cuales tengan la razón, En los otros, donde no la tengan, hablarle con franqueza, para llegar a acuerdos provechosos para las partes, terminando un litigio que de nada sirve prolongarlo en el espacio y en el tiempo. De esta manera, salen ganando todos, las partes, y los abogados que ejercen la profesión con ética suficiente. Es cierto que sería inmoral defender a quienes son culpables de delitos penales, o de otra índole, pero es el deber del abogado que le defienda para que se le aplique el debido proceso, y para que la pena que, finalmente, el juez le aplique, sea la justa y correcta, y no en exceso, evitando que se le prolongue el lapso del proceso en condiciones inhumana que animalizan más al hombre. Aunque, Escudero, casi sería ofender a los animales, que son tan nobles, al decir que se animalizan. Algún día, el término animalizar significará algo así como ennoblecer, ya que los animales, son dignos ejemplo del ejercicio de la nobleza, salvo excepciones, por supuesto, que siempre las hay en todo.
Nos corresponde a los Abogados, cada día más y mejor, mejorar la normativa jurídica en general, para educar a la humanidad en los preceptos que les guíen en la conducta virtuosa. Igualmente, a quien ha tomado la senda equívoca, hay que reeducarlo en los valores, para rehabilitarle a la vida útil en sociedad. Falta mucho camino que andar, en este sentido, Escudero. Han existido en la humanización del Derecho Penal, como los han sido Montesquieu, con su obra El Espíritu de las Leyes, Cesare Beccaria, con Los Delitos y las Penas, Víctor Hugo, con Los Miserables y la Pena de desencarnación, Concepción Arenal, con todos sus obras, Amalia Domingo Soler, con sus singulares obras que aportan una visión reeducadora del Derecho y la Justicia divina, de una manera inigualable. Por último, Allan Kardec, con sus obras El Libro de los Espíritus, -obra cumbre en el pensamiento universal, y CIELO E INFIERNO, con profunda visión de la Justicia Divina; y Alexis Carrel, con sus magníficas obras: LA INCOGNITA DEL HOMBRE y LA CONDUCTA EN LA VIDA, dos monumentos inigualables en el pensamiento universal.
Finalmente, Escudero, un área en la cual, aún, tenemos mucho que aportar los Abogados, es la consolidación de un mecanismo para que los Líderes Políticos, en el futuro, dejen de manipular la Legislación a la conveniencia de grupos de intereses particulares, en detrimento de los habitantes de los diferentes países del planeta tierra.
Escudero, todo abogado, sea del bando político que fuere, debe abrirle los ojos a sus asesorados, para que, únicamente, se guíen por los parámetros de la justicia, de la verdad y del progreso en beneficio de todos, es decir, con equidad y justicia, amor y bondad, disciplina y templanza, fortaleza y belleza.
El abogado, -Escudero, es una garantía para la sociedad de su respectivo tiempo, de que los tratados serán conducidos, siempre, a su culminación justa y perfecta, en el mejor y en el menos favorable de los casos.
Tendremos mejores sociedades, Escudero, gracias a los Abogados que hacen de la Justicia su camino de auto-realización.
Alguien me dijo, un día, Escudero, siendo muy joven, que la profesión de Abogado llegaría a desaparecer por innecesaria. Viendo, aún, cuanto tiempo hace falta para alcanzar la edad de oro en el planeta tierra, no pareciera verse muy cercano ese momento; y habiendo alcanzado la edad dorada, en torno al año 30.000 de nuestra era, la profesión de Abogado seguirá siendo imprescindible en los servicios que presta, ya que pareciera ser, de acuerdo a los grandes utopistas del siglo XX, que el tiempo de ocio será utilizado, en ese elevado nivel, para estudiar, ad infinitum, los valores universales, o la axiología, o ciencia de los valores.
No olvidemos que el Gran Arquitecto del Universo es el Supremo Legislador Universal, por lo cual, los Abogados pasaremos a ejercer el Derecho en niveles más elevados de excelencia, más como educadores, ya que, con la visión clara de éstos, las controversias prácticamente no llegarán a presentarse, y si lo hicieran, la gente misma será su propio abogado, en ceñir su conducta, en forma estricta, al sentido de la justicia, y de la verdad, dando a todos lo que le corresponde, y haciendo a los demás, lo que a cada uno le gustaría recibir.
Adelante.

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