UN
COMENTARIO
©Giuseppe
Isgró C.
Evidentemente, los seres
de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de la fuente
universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo Hacedor,
como causa primera de todo lo existente.
Es decir, ni aquí abajo,
entendido como la dimensión física de la vida, ni en la dimensión espiritual,
podrá ninguno de los seres absorber el Todo, relativo al Principio de las
cosas.
El Principio de las cosas,
lo hemos delineado en sus aspectos generales. Ciertamente, la percepción de que
cada Espíritu de los cuatro reinos naturales es una emanación a la conciencia
individual, permite descifrar gran número de enigmas en el universo.
Empero, para llegar a
absorber la totalidad de lo que, como atributos divinos, valores universales y
ley cósmica, posee desarrollados en todas las vertientes y variantes, el Ser
Universal, transcurrirá toda la eternidad y jamás lo agotará, ya que, siempre encontrará
un más allá.
Pero, esa es la función de
cada ser en los cuatro reinos naturales: Cooperar en la expansión de la
Creación. En la medida que más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor
grado, y en nuevos niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más
avanzadas de la Gran Obra.
De qué sirve tratar de
abarcar el Todo cuando nuestra misión es comprender lo inmediato, para resolver
los enigmas que nos ocupan en todos los ámbitos de las ciencias, de las
filosofías y de las artes?
Sin embargo, en nuestra
realidad inmediata, el conocimiento de nuestra naturaleza humana, y el de los
demás seres de los restantes reinos naturales, permite regirnos adecuadamente
para resolver, positivamente, lo que es sometido a nuestro análisis.
El conocimiento de
nuestros atributos divinos, valores universales, contribuye a compenetrarnos
con los parámetros dentro de los cuales precisamos mantener nuestra conducta.
Iniciando nuestra labor
por la senda justa del progreso universal, nos propondremos, en cada etapa,
nuevos objetivos de realización espiritual, en un proceso que se denomina: La
eterna polarización.
Si el ser humano, o
cualquier ser de los cuatro reinos naturales, se planteara, o percibiera un
objetivo de conocimiento en grado infinito, por su capacidad potencialmente
infinita de conocer, y de realizar, sería capaz de obtener ese conocimiento,
aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad para lograrlo.
Empero, como el poder
potencial que posee es de la misma índole que el del Creador, sería capaz de
satisfacer su necesidad en tiempo oportuno, de acuerdo con la ley de causa y
efecto.
En teoría, esa capacidad
de autosatisfacción de conocimiento sería en forma instantánea a nivel de
conciencia perceptiva. Pero, él ignora que tiene esa capacidad de conocer al
instante, ya que, en su esencia, posee todo el conocimiento del Ser Universal
en sí mismo. Empero, aun percibiendo la realidad, por grados, le faltaría,
todavía, la experiencia práctica de ese conocimiento.
El ser humano jamás podrá
expresar un conocimiento, o el poder para realizar cualquier objetivo
concebido, o la solución o satisfacción de toda necesidad que experimente, si
no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad. Es lo que se conoce como Docta
Ignorancia y/o el Poder de la Ignorancia.
Tan pronto adquiera
conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente manifiesta tanto el
conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto, y
del por qué, así como el poder realizador equivalente, y en ese mismo grado de
conciencia perceptiva de la necesidad. ESTO ES, SE ENTIENDE, A NIVEL MENTAL, o
espiritual. Pero, aún, en la dimensión de la manifestación física, precisará el
tiempo suficiente para expresar el resultado práctico, efectivo, como experiencia
de vida, para que ese conocimiento, o realización, tenga autenticidad y valor,
y desarrolle la aptitud inherente, y equivalente, en cada ser, según se trate.
Dada la poco probable
posibilidad de que el ser humano, en su estado de potencialidad, adquiera
conciencia, en forma instantánea de la totalidad de lo que ignora, en un
momento dado, en todos los grados que ignora que desconoce, dejará de expresar
tanto el conocimiento como el poder realizador.
En la medida en que, por
grados, en la eterna polarización, vaya adquiriendo conciencia de determinadas
necesidades y/o ignorancias, expresará, simultáneamente, el respectivo
conocimiento y grado de poder realizador.