SÓCRATES Y DON QUIJOTE
©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Sócrates y Don
Quijote, presentan un notable paralelismo: El primero, personaje real, en el
que Platón ejemplifica al Espíritu modelo de las virtudes integrales.
Es calificado por la
Pitia , como el hombre más sabio de
Grecia, por su Docta ignorancia. Es decir, era el griego que mayor conciencia
tenía de lo que ignoraba; pero, por supuesto, no de todo lo que ignoraba.
Quién podría
saber todo lo que ignora? Sólo Dios tiene ese conocimiento en grado infinito;
empero, siendo el ser humano una parte indivisa de Dios, lo posee en estado
potencial, el cual, eternamente, irá descubriendo.
Larga es la tarea
en el camino señalado por Sócrates, pero la emoción, y el sentimiento de
autorrealización, que acompañan a los humanos, en su recorrido, lo justifican.
El segundo
personaje, Don Quijote, es de origen imaginario, pero ha llegado a ser tan real
que durante siglos ha venido acompañando a la parte más noble de la humanidad,
en todos sus niveles, en ese camino ejemplar iniciado por Sócrates, y por
muchos otros, antes de él.
Quién puede saber por cuanto milenios, aún, Don Quijote seguirá siendo
el amigo fiel que hará compañía a los humanos en el eterno camino del retorno?
Empero, también
Don Quijote seguirá progresando; pero siendo “un ser” adelantado a su tiempo,
en cada etapa irá por delante, señalando los nuevos caminos del ingenio humano,
que la humanidad habrá de seguir, con paso seguro.
Esto se debe a
que los valores universales son eternos e inmutables, y siendo siempre iguales,
lo que cambia no son los valores ni el personaje, en este caso Don Quijote, que
los representa.
Lo que va
cambiando es el estado de conciencia de la persona, que al ir ascendiendo a
mejores niveles de comprensión, los mismos valores los va contemplando desde
una perspectiva más elevada.
No es Don Quijote
el que ha variado, pues sigue siendo el mismo libro en el que Cervantes narra
las hazañas heroicas del caballero andante y de su escudero.
Es la humanidad
quien va cambiando, y seguirá haciéndolo, percibiendo las cosas tal como son.
Dado que el
lector de Don Quijote, por su lectura establece sintonía mental con la ecología
espiritual, en ambas dimensiones, con aquellos seres que representan los
estados de conciencia idealizados por Cervantes en su magna obra, por vía
intuitiva, o inspirativa, va percibiendo nuevos niveles de realidad.
Empero, a pesar
de ser Sócrates un ser real, cuánto de imaginario no hay en él, con cuyo
carácter sublimizado le adornara el genio incomparable de Platón?
Al referirnos al elemento imaginario lo hacemos en relación a la
percepción intuitiva, e inspirativa, que es la visión del Espíritu.
Es la inefable
capacidad de ver más allá de las apariencias. Es que Platón vio en Sócrates
mucho más de lo que vieron sus contemporáneos.
Observó ese carácter atemporal, esa elevación espiritual imbuida de los
valores universales que sólo unos pocos han sido capaces de percibirlos en ese
mismo nivel, y entre ellos, además de Platón, y Cervantes, se encuentran Homero,
Confucio, Lao Tse, Sidharta Gautama, Mahoma, Allan Kardec, y unos pocos
más.
Esa es la razón de que Platón permanezca tan inagotable como el autor
del Quijote, en el tiempo.
Adelante.
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